La industria automovilística mundial se ha visto sacudida por el nuevo régimen arancelario “draconiano” de Donald Trump, que los ejecutivos del sector esperan que aumente los precios de los vehículos estadounidenses, reduzca la producción de automóviles en ese país y cueste a los fabricantes de automóviles hasta US$ 110 mil millones de dólares.
El anuncio del presidente de Estados Unidos el miércoles por la noche de que impondría un arancel del 25% a las importaciones de automóviles fabricados en el extranjero desató una lucha por comprender los detalles de la política e identificar posibles exenciones que podrían aliviar el impacto sobre la industria.
Repercusión instantánea
En cuestión de horas, se hizo evidente que todos los fabricantes de automóviles, incluyendo Tesla y los tres grandes estadounidenses: General Motors , Ford y Stellantis, se verían afectados. "Estamos todos en el mismo barco", declaró un alto ejecutivo de un fabricante de automóviles europeo. Los aranceles pretenden impulsar la industria estadounidense, pero las acciones de Ford y GM cayeron hasta un 4,4% y un 8,2% respectivamente el jueves por la mañana en Nueva York.
Ford y GM podrían sufrir una caída del 30% en sus ganancias antes de intereses e impuestos este año como resultado de la política, incluso si aumentaran los precios y reajustaran sus cadenas de suministro para utilizar más piezas fabricadas en Estados Unidos, según estimaciones de los analistas de Bernstein.
Casi la mitad de los vehículos vendidos en Estados Unidos son importados, mientras que los que se ensamblan en ese país obtienen en promedio casi el 60% de sus partes del extranjero. Bernstein afirmó que la política podría suponer hasta US$ 110 mil millones en costes arancelarios anuales para los fabricantes de automóviles.
Esta política arancelaria, que analistas e inversores han descrito como "el peor escenario posible", "de mano dura" y "devastadora", no tiene parangón en su alcance y escala, y frustra las esperanzas de la industria de que Trump se retractara de una creciente guerra comercial.
Régimen arancelario
El impuesto del 25% se sumará a los aranceles que Trump ya anunció contra las importaciones procedentes de México, Canadá y China. Entrarán en vigor a partir del 2 de abril, junto con los gravámenes recíprocos contra los socios comerciales de Estados Unidos, que se espera se anuncien ese mismo día.
"Es ciertamente posible que veamos aranceles sobre algunos vehículos importados de fuera de América del Norte que alcancen el 40% o 50% en total", dijo el analista de Barclays, Dan Levy. El arancel también se aplicó a componentes básicos de los automóviles, como motores y transmisiones, mientras se estaban llevando a cabo procesos para ampliar el impuesto a otras partes si fuera necesario, dijo la Casa Blanca.
Barclays dijo que un arancel del 25% implicaría un costo adicional de hasta US$ 9 mil para un vehículo vendido en Estados Unidos. Si los aranceles se implementan la próxima semana, la empresa de investigación de mercado Cox Automotive predijo que la confusión en la cadena de suministro provocaría que la producción de vehículos en América del Norte se interrumpiera a mediados de abril, lo que resultaría en que las plantas estadounidenses fabricaran US$ 20 mil vehículos menos por día, o alrededor de un 30% menos que ahora.
Si los costos se trasladan a los clientes y los precios de los vehículos en EEUU se vuelven demasiado caros, los fabricantes de automóviles pueden optar por vender más automóviles en otros mercados.
Incluso antes del anuncio de Trump, un fabricante de automóviles de “gama media”, que fabrica vehículos en México, estaba considerando reducir las ventas a Estados Unidos y vender más en Centroamérica, según una persona con conocimiento de los planes.
El fabricante de automóviles piensa que “no hay forma de que estos coches se vendan en Estados Unidos” si aumenta el precio en un 25%, añadió la fuente.
El Tesla de Elon Musk sería el mejor posicionado entre los fabricantes de automóviles estadounidenses, con su fuerte base de fabricación en Estados Unidos, aunque sus vehículos eléctricos también utilizan muchos componentes extranjeros.
¿Cómo se verán afectados los fabricantes?
Trump otorgó previamente una prórroga de 30 días para la aplicación de aranceles a vehículos y componentes que cumplieran con las normas del T-MEC. Estos permanecerán libres de aranceles, pero solo hasta que se establezca un proceso para aplicar los gravámenes al contenido no estadounidense, según un funcionario del gobierno estadounidense.
"No está claro qué arancel se aplica a cada pieza. No todo está en la orden ejecutiva", dijo un funcionario de un fabricante europeo de piezas, señalando también la ambigüedad sobre las piezas que cumplen con el T-MEC. Los fabricantes de piezas advirtieron que no podían absorber los aranceles y que estaban planeando trasladar los costos de los aranceles adicionales a los consumidores en consecuencia, agregó la fuente.
Entre los fabricantes de automóviles europeos y británicos, las marcas de lujo como Porsche, Jaguar Land Rover y Bentley, que son populares en Estados Unidos, están expuestas porque no tienen ninguna capacidad de fabricación en ese país. Sin embargo, muchos tienen más margen para que los clientes absorban los aumentos de precios.
Ferrari anunció este jueves que planeaba aumentar los precios de algunos de sus modelos hasta un 10%, al tiempo que confirmaba sus objetivos financieros para este año. Mientras tanto, las alemanas BMW y Mercedes-Benz ya no cumplen con el T-MEC, porque los vehículos vendidos en EEUU y ensamblados localmente aún obtienen muchos de sus motores y transmisiones de Europa, según Morningstar.
"La UE y EEUU son los principales socios comerciales del mundo. Por lo tanto, ambas partes deberían alcanzar cuanto antes un acuerdo transatlántico que impulse el crecimiento y evite una espiral de aislamiento y barreras comerciales", declaró BMW en un comunicado.
Las empresas automotrices japonesas probablemente se verían muy afectadas, ya que enviaron casi 1,4 millones de automóviles por un valor de US$ 40 mil millones a Estados Unidos en 2024, la mayor cantidad de cualquier país después de México, donde son los principales productores.
Los analistas identifican ampliamente a Mazda y Subaru como los más vulnerables debido a su alta dependencia de contenido originario de fuera de los EEUU para sus automóviles ensamblados en ese país, mientras que Mitsubishi Motors no fabrica en ese país. Mitsubishi Motors dijo que estaba “explorando nuevas oportunidades de inversión en producción” además de su plan a largo plazo de “aumentar las inversiones en el mercado estadounidense”.
Seiji Sugiura, analista del Laboratorio de Inteligencia Tokai de Tokio, estimó un impacto de US$ 23.700 millones en los siete principales fabricantes de automóviles de Japón y consideró que los aranceles provocarían pérdidas en Nissan y Mazda a menos que tomaran contramedidas, como aumentos de precios.
Antes del anuncio de la última tarifa, el nuevo director ejecutivo de Nissan, Iván Espinosa, afirmó que la situación era "muy difícil de gestionar, ya que no hay un rumbo claro". Añadió que la compañía estaba elaborando varios escenarios para "estar preparada en cuanto se aclarara el futuro".