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Lecciones de economía de un avaro moderno
Por: Equipo DF
Publicado: Miércoles 29 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
Ebenezer Scrooge entró lentamente a la habitación. Era, para mi sorpresa, tal como Charles Dickens lo había descrito. ¿Cómo, me preguntaba, podría haber cambiado tan poco en más de 170 años? Debe ser la ventaja de ser un personaje literario, decidí.
Buenos días, señor Scrooge, lo saludé educadamente. He venido a entrevistarlo acerca de su nuevo libro Scroogenomics - o cómo ganar haciendo el bien.
Scrooge sonrió. Sí, respondió, tenía que demostrar que Scroogenomics de Joel Waldfogel, muy bien comentado por su John Kay, simplemente retrata mi lado no iluminado. Pero Dickens, aunque un escritor de talento, era un tonto sentimental. Nunca entendió cuál fue mi cambio esa Navidad. Aprendí, sobre todo, a parecer benevolente. Eso, con mi perspicacia para los negocios, hizo de Marley & Scrooge una empresa global. Por suerte, esa filantropía se ha vuelto menos dolorosa, ya que mis donaciones son deducibles de impuestos. ¿Qué puede ser menos doloroso para un avaro que la caridad subsidiada por el Estado?.
Me sorprendió su franqueza. Debe haber bebido demasiado en la fiesta literaria previa. Después de la abstinencia descrita por Dickens, un trago tendría un gran efecto.
Lo que me sorprendió del libro, comenté, fue que no se trataba sólo del valioso rol de su reputación filantrópica en el éxito de su negocio. Usted también tiene fuertes puntos de vista sobre cómo debe manejarse el gobierno. Usted es especialmente partidario de los recortes de gasto diseñados por el gobierno de coalición en el Reino Unido. ¿No es eso incompatible con su reputación de benevolencia?.
En absoluto, respondió Scrooge bruscamente. Prudencia pública y la filantropía privada es mi lema. ¿Cómo vamos los ricos a mostrar nuestra benevolencia si el Estado insiste en ocuparse absolutamente de todo el mundo?Lo que es peor, el Estado vela por quienes merecen y por quienes no merecen. Una cosa que hasta Dickens entendió fue que los objetos de mi caridad eran merecedores. ¿Quién podría serlo más que los Cratchit? Piense en mi obra de caridad favorita, Pavos de Navidad para los Dignos. ¿Le damos a los pájaros a cualquiera? No, en absoluto. Elegimos cuidadosamente. Pienso en ella como la Gran Sociedad en acción.
Así que usted también está a favor de la reforma del gobierno del Estado de bienestar, para hacer que trabajar sea rentable.
Absolutamente, respondió Scrooge. Hacer que los pobres trabajen es mi lema. Lo único peor que los pobres no merecedores son los pobres desocupados. Son casi lo mismo. Esos son buenos valores victorianos.
Entonces, ¿qué pasa con los ricos no merecedores? El banco Scrooge fue rescatado por el gobierno y ya volvió a pagar bonos a sus ejecutivos y dividendos a usted. ¿Cómo justifica esta beneficencia estatal? No es muy victoriana, ¿verdad?.
No, de hecho, y mejor así. En muchos aspectos las cosas han ido cuesta abajo en los últimos 170 años. Pero ésta no es una de ellas. Los bancos son demasiado importantes para permitir que quiebren. Los ricos hacen cosas realmente importantes, tales como emplear a los pobres y practicar la caridad con algunos de ellos. El gobierno y el Banco de Inglaterra estuvieron bastante acertados en garantizar nuestras deudas y proporcionarnos dinero barato. En realidad, igual todo fue culpa de los bancos centrales: alentaron los préstamos. ¿Qué esperaban que hiciéramos los bancos?.
En general, usted piensa que George Osborne está haciendo un buen trabajo como ministro de Hacienda.
Absolutamente, respondió Scrooge-. Los suyos son lo mejor de los valores victorianos. Cortar el gasto derrochador en funcionarios públicos y pobres, y dejar espacio para la iniciativa empresarial y la filantropía privada. Finanzas sanas y dinero sólido son, por supuesto, los elementos centrales de Scroogeonomics.
Yo mismo estoy invirtiendo en oro. Espero que podamos persuadir al Congreso en esos Estados Unidos de regresar al patrón oro a un precio de al menos US$ 20.000 la onza. Yo haría una fortuna. Ese es otro ejemplo de mi gran principio de ganar haciendo el bien.
Pero, dije, estos recortes podrían inclinar la economía hacia una recesión profunda. Eso no suena benevolente para mí.
Scrooge reflexionó un momento. Entonces su rostro se iluminó: No, en absoluto. La economía se recuperará sin duda, en el largo plazo. Mientras tanto, las personas aprenderán los hábitos de trabajo duro y prudencia en su lucha por encontrar nuevos puestos de trabajo. Eso está muy bien. La importante tarea de salvar nuestros bancos se ha hecho. Ahora debemos dejar que la actividad empresarial en el Reino Unido encuentre su propio nivel.
En resumen, entonces, pregunté, ¿usted diría que estamos viendo el triunfo global de Scroogeonomics?No del todo, respondió Scrooge. Allá en las antiguas colonias, todavía no entienden la importancia de las finanzas públicas victorianas. Pero entienden la necesidad de la autosuficiencia y la benevolencia privada. Mientras tanto, en Europa, el deseo de introducir las finanzas públicas victorianas es fuerte. Pero ellos no entienden completamente la importancia de la autosuficiencia y la benevolencia privada. El nuevo gobierno de coalición del Reino Unido, entre los descendientes de los antiguos conservadores, los
whigs
y los radicales, lo entiende bastante bien, me alegra decirlo.
Me fui, feliz, con el ¡Feliz Navidad! de Scrooge tintineando en mis oídos. Yo sabía que mi franca entrevista con este gran hombre de negocios - la primera desde 1843 - sería una sensación. ¿Cómo, me preguntaba, pudo Dickens equivocarse tanto? Entonces me di cuenta: Scrooge había utilizado a Dickens de manera brillante, para establecer la impresión de que él quería. Ahora, ya no le importaba. ¿Cuántos años de farsa sentimental puede soportar un hombre, después de todo?