POR SAMANTHA PEARSON
Parece una escena de una película
de gángsters de bajo presupuesto.
Cuatro hombres de traje sentados
alrededor de una mesa traman una
supuesta estafa financiera.
Pero, es el banco central de Brasil
o, mejor dicho, una representación de
cómo sería si le otorgaran autonomía
formal, según uno de los últimos
videos de campaña de la presidenta
Dilma Rousseff. Una voz en off dice
que la autonomía del banco central,
como la propone Silva, significará
darles a los banqueros "un gran
poder de decisión sobre tu vida y
la de tu familia; los intereses que
pagas, tu trabajo, los precios y hasta
tu salario".
La autonomía del central, un tema
aparentemente oscuro en un país
donde al menos uno de cada diez
adultos es analfabeto, se convirtió
en un asunto central de la reñida
contienda electoral brasileña, que
comenzará el domingo y probablemente
incluya una segunda vuelta
el 26 de octubre.
Mientras Rousseff y el partido gobernante
PT sugieren que un banco
central más independiente conducirá
al hambre porque permitirá a los
banqueros subir las tasas de interés
a niveles usureros, el izquierdista de
PSOL advierte que incluso amenazaría
la soberanía de Brasil.
"El debate perdió toda relación
con la realidad", señaló Ricardo
Brito, profesor de Economía en la
escuela de negocios Insper en Sao
Paulo. También revela un preocupante
surgimiento del socialismo al
estilo venezolano y la demonización
de los bancos, que es exagerada
por la campaña electoral, pero
que viene creciendo en los últimos
años, aseguró Simão Silber, profesor
de Economía de la Universidad de
Sao Paulo.
Como parte de un plan para que
Brasil vuelva a las políticas económicas
más ortodoxas, la ambientalista
propuso crear una legislación
que libere a la entidad del control
del gobierno federal. Los intentos
de Rousseff de presionar al banco
central para bajar artificialmente
las tasas de interés del país en 2012
muestran que la medida es necesaria,
aseguró Silva.