La fuerza laboral china se está reduciendo y el "milagro migrante" que alimenta su ascenso industrial está agotado, eliminando los principales motores del crecimiento meteórico del país, de acuerdo con los principales economistas.
La transformación conducirá a un crecimiento más lento, una reducción de la inversión y una pérdida de competitividad, aumentando la urgencia de las reformas que impulsen nuevas fuentes de expansión, advierten.
Hoy el Financial Times comienza una serie sobre el final del milagro; tres décadas de rápido crecimiento impulsado por una migración sin precedentes de mano de obra desde el improductivo sector agrícola para trabajar en las fábricas y la construcción.
El consenso ha podido comprobar que China ha llegado al punto en el que el una vez inagotable excedente de mano de obra rural se seca y los salarios suben rápidamente.
"Ahora estamos en el llamado punto de inflexión Lewis", dijo Ha Jiming, jefe de inversiones para la gestión de la riqueza privada en Goldman Sachs en Hong Kong.
"El porcentaje de la población de China en edad de trabajar llegó a 72% este año, entonces comenzará a caer aún más rápidamente que lo que vimos en Japón en la década de 1990".
Cai Fang, director del Instituto de Población y Economía Laboral, estima que el potencial de crecimiento del Producto Interno Bruto de China se reducirá a 6,1% en 2016-20.
Desde que Deng Xiaoping puso en marcha las reformas de mercado en 1978, 278 millones de trabajadores migrantes se han trasladado desde las aldeas rurales a las ciudades. Pero el proceso está ahora prácticamente completado. Cai afirmó: "De 2005 a 2010, la tasa de crecimiento de los trabajadores migrantes fue de 4%. El año pasado fue sólo 1,3%".
"Tal vez este año se contraerá", agregó.