¿Qué tan bajo puede caer? A medida que los precios aumentan en la zona euro a su tasa más baja en casi cinco años, los economistas se preguntan si la débil inflación es temporal, o sólo el inicio de un desplome al estilo japonés en el bloque de la moneda única.
Los precios al consumidor en la zona euro subieron sólo 0,3% este mes en comparación con el mismo período del año anterior, de acuerdo con estimaciones de la Comisión Europea entregadas el viernes. Eso es menos que el 0,4% en julio y 0,5% en junio, marcando la tasa más baja desde octubre de 2009. Algunos países ya están sufriendo presiones deflacionarias. Los precios al consumidor en Italia fueron 0,2% más bajos en agosto que doce meses atrás, el primer episodio de deflación del país desde 1959. Grecia, España, Portugal y Eslovenia también están experimentado caídas en los precios.
La continua caída en la inflación sigue frustrando al Banco Central Europeo (BCE), que proyectó hace sólo dos meses que la inflación promediaría 0,6% entre julio y septiembre.
Han aumentado las expectativas de que el BCE va a señalar en su reunión mensual de política monetaria el jueves que tomará acciones para abordar el tema, luego de que Mario Draghi, el presidente del BCE, comentara hace dos semanas que el banco central usaría “todas los instrumentos disponibles” para atacar la baja inflación.
Algunos observadores del BCE señalan lo que podrían ser simples factores temporales limitando el aumento de los precios en la zona euro. Una caída en los precios de la energía en medio de una sobreoferta de petróleo y otros commodities han sido uno de los principales factores que están empujando la inflación hacia abajo. La prohibición de Rusia a las importaciones de alimentos de la Unión Europea también está impidiendo que aumenten los precios de los alimentos.
En contraste, la inflación central, que excluye precios más volátiles de bienes como comida y energía, escaló inesperadamente en agosto a 0,9%, desde 0,8% el mes anterior.
Economistas del HSBC establecen que esta medida hará más fácil para Draghi argumentar esta semana que la caída se debe a los precios volátiles de los commodities en lugar de algo más arraigado.
Sin embargo, otros analistas advierten que lo que los inversionistas y consumidores piensen que pasará con los precios a futuro es más importante. La semana pasada, Draghi advirtió que las expectativas de inflación del mercado han caído, con la medida más atentamente observada –la tasa promedio esperada en cinco años comenzando a partir de cinco años- cayendo a 1,95% hace dos semanas, que está por debajo de la meta de sólo 2% del BCE.
“El tema esta vez es que la inflación es más baja sobre una base persistente, que es más importante para las expectativas que cuando la gente asumía su volatilidad”, aseveró Luigi Speranza, economista de BNP Paribas.
¿Significa esto que Europa podría enfrentar una década o más de bajo crecimiento y deflación, referida como la llamada Japonificación de la región? En algunos aspectos importantes, no, expresan los economistas.
Guillaume Meneut de Citigroup argumenta que las naciones de la zona euro han aceptado la importancia de tener una sistema bancario bien capitalizado, en contraste con Japón durante el inicio de los ’90, haciéndolas más capaces, en teoría, de enfrentar futuros shocks a la economúa.
Sin embargo, Speranza argumenta que en un ambiente que ya tiene expectativas de inflación depreciadas, sólo se necesitan un desastre más, como la crisis financiera asiática a fines de los ’90 para Japón, para empujar a la zona monetaria al borde del abismo.
“Europa no está ahí pero está a un golpe. Si se espera que llegue un shock, podría ser muy tarde”.