Shinzo Abe completó una actualización de su agenda de política económica, planteando propuestas en temas desde los impuestos y las inversiones hasta la reforma agrícola, con la esperanza de mejorar las perspectivas de crecimiento de Japón e impresionar a los inversionistas globales.
Los nuevos componentes de la “tercera flecha” del triple esfuerzo del primer ministro por vigorizar a la economía japonesa -un complemento al estímulo fiscal y monetario que introdujo el año pasado- fueron acordados ayer en una reunión de un consejo gubernamental sobre competitividad empresarial.
El primer ministro está ansioso de que las iniciativas sean mejor recibidas que las propuestas que presentó el año pasado.
Muchos elementos de la actualización de ayer habían sido anticipadas por Abe y sus asesores, incluyendo los planes de recortar los impuestos a la renta de las empresas, y convertir al enorme Fondo Gubernamental de Inversión de Pensiones en un inversionista más enfocado en las acciones y capaz de tomar mayores riesgos.
Y como las propuestas del año pasado, la versión de ayer fueron más ambiciones que detalles. Se entregó un borrador de las propuestas, que deben ser aprobadas en una reunión de gabinete el 27 de junio, a los medios.
El punto más orientado al mercado es un plan para cambiar la forma en que el GPIF, de US$ 1,3 billón (millón de millones) -el fondo de pensiones más grande del mundo en su tipo- invierte sus primas. El borrador citó una “necesidad de revisar su portafolio básico y fortalecer sus sistemas de gobernabilidad”.
Sobre los impuestos a la renta de las empresas, el borrador dice que el gobierno buscará bajar la tasa base de Japón de 35% a comienzos del próximo año fiscal y apuntar a un nivel “entre 20% y 30% para los próximos años”.