El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de que si no
se ataja la parálisis del consumo se corre el riesgo de que la recesión se
transforme en "gran depresión", y eso necesita, entre otras cosas,
planes públicos de reactivación más ambiciosos que los conocidos.
"Los meses que vienen van a ser muy malos. Es
imperativo yugular esta pérdida de confianza, relanzar y, si es necesario,
sustituir la demanda privada si se quiere evitar que la recesión se transforme
en gran depresión", alerta el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard,
en una entrevista publicada hoy por "Le Monde".
Blanchard señaló que "por el momento" sería
suficiente con inyectar en la economía la cifra avanzada de un 2% del Producto
Interior Bruto (PIB) mundial en esos planes de relanzamiento, pero añadió que
"si las circunstancias lo exigen, los Estados tienen que estar listos para
hacer más, el 3% o más".
"Lo importante es apoyar la actividad y reactivar la
economía ahora" porque "los seis próximos meses son capitales",
argumentó antes de señalar que si Alemania no participa en este impulso a su
juicio imprescindible otros países dudarán y seo "sería desastroso para
Europa".
Preguntado sobre si no se corre el riesgo de agravar las
cuentas públicas, el economista jefe del FMI contestó que "en tiempos
normales hubiéramos recomendado a Europa que redujera su déficit. Pero no
estamos en tiempos normales".
La prioridad, a su juicio, es restablecer la confianza para
reactivar la demanda mediante instrumentos monetarios y presupuestarios, pero
también con el restablecimiento del sistema financiero para que los bancos
vuelvan a prestar a los particulares y a las empresas.
Eso requiere que las entidades financieras "reconozcan
sus pérdidas y clarifiquen sus balances", algo que están haciendo
"demasiado lentamente" y que genera incertidumbre.
Blanchard avanzó que cuando los bancos sean transparentes
sobre su situación se verá que "están claramente sub-capitalizados" y
será necesario "inyectar dinero fresco" y en eso los Estados
"tendrán que estar dispuestos a sustituir, al menos parcial y
temporalmente, al crédito privado".
Sobre los planes estatales de relanzamiento, consideró que
es preferible que se centren en aumentar el gasto público y no en disminuirlo:
"la construcción de puentes o la renovación de escuelas puede tener más
efectos sobre la demanda que rebajas de impuestos que las familias pueden estar
tentadas de transformar en ahorro de precaución".
Por eso mismo, "vale más centrarse en la población
víctima del paro o endeudada, ya que lo necesitan más y gastarán (el dinero)
enseguida, lo que contribuirá a la reactivación de la actividad
económica".
El economista jefe del FMI explicó que los países emergentes
tienen que afrontar una retirada masiva de capitales, que para algunos puede
llegar a representar la mitad de su PIB, y acarrea crisis del tipo de cambio.