En 2017 Portugal registró su mayor crecimiento anual desde 2000. El Producto Interno Bruto subió 2,7%, desde un 1,5% en 2016, de acuerdo con un cálculo preliminar del Instituto de Estadísticas de Portugal (INE). La economía se expandió más que el crecimiento promedio de 2,5% registrado en la zona euro y en la Unión Europea, y más que las previsiones del gobierno e instituciones internacionales a fines de 2016. Es probable que la expansión se desacelere en 2018 y 2019 al enfriarse la demanda interna, pero sólo moderadamente.
El crecimiento del PIB en 2017 se debió principalmente a la demanda interna, especialmente a la inversión, dado que la contribución de la demanda externa neta se mantuvo casi al mismo nivel que el año anterior. Se estima que la demanda interna creció 2,6% en términos reales en 2017, un punto porcentual más que el aumento del 1,6% registrado el año anterior. Se estima que la formación bruta de capital fijo creció un 8,9% el año pasado, en comparación con el 1,6% de 2016.
Crecimiento del empleo
Las exportaciones de bienes nominales aumentaron 10,1% en 2017, en comparación con el 0,8% en 2016. Las importaciones crecieron 12,5%, versus el 1,5% del año anterior. Las ganancias de exportación de 55.100 millones de euros, la mayor cifra anual de la que se tiene registro, representaron aproximadamente el 28,7% del PIB, su mayor participación en 17 años y 10 puntos porcentuales más que en 2009. Estas cifras muestran un cambio significativo de la economía portuguesa en los últimos años, de sectores no transables a transables. Las importaciones totalizaron un récord de 68.920 millones de euros el año pasado, con un déficit comercial de 13.840 millones.
El desempleo ha bajado a menos de 8%, por debajo de los niveles previos a la crisis, con una tasa promedio anual de 8,9%, una disminución de 2,2 puntos porcentuales de 2016 y mejora el pronóstico del gobierno de 9,2%. El desempleo alcanzó un peak de más de 17% en 2013, durante el programa trianual de ajuste económico supervisado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. En 2017 el desempleo general y a largo plazo se ubicaron en sus niveles más bajos desde 2004.
El empleo siguió creciendo más que el PIB el año pasado. Sin embargo, esto contribuyó a un debilitamiento en la productividad, aunque se esperan mejoras en el mediano plazo. Además, el empleo aumentó más de lo que el desempleo está disminuyendo, lo que indica que la población activa está creciendo.
Cae el costo de la deuda
El crecimiento del empleo ha contribuido a una contracción del déficit fiscal: se redujo a 2% del PIB en 2016, un mínimo histórico, y se estima que bajó a 1,2% en 2017. El objetivo gubernamental era del 1,4%. El gobierno apunta a un déficit de 1,1% del PIB en 2018, lo que esperamos que se pueda lograr debido a la constante contención del gasto.
La expansión de la economía también causó que la deuda pública como porcentaje del PIB cayera en 3,9 puntos porcentuales en 2017, a un 126,2% estimado oficialmente, en línea con los compromisos de Portugal con la UE. Nuestra estimación es más alta, de una deuda de 127,4% del PIB. En términos absolutos, sin embargo, la deuda pública quedó en 242.600 millones de euros, y fue 1.600 millones de euros superior a la de 2016.
Las actualizaciones de la calificación de deuda de Portugal en los últimos meses por parte de Standard & Poor’s y Fitch desde bono basura a grado de inversión han hecho que los bonos del gobierno portugués sean elegibles para varios índices de bonos internacionales. Esto debería ayudar al país a continuar financiando su deuda a tasas razonables, incluso si el Banco Central Europeo (BCE) reduce su programa de compra de bonos. El gobierno ha estado pagando el préstamo de rescate de 26.300 millones de euros que recibió del FMI. Cerca del 80% del préstamo ya ha sido pagado, con 10 mil millones de euros en reembolsos anticipados en 2017.
Deuda pública
A pesar de la disminución de la deuda como porcentaje del PIB y los menores costos de endeudamiento, la carga de la deuda pública sigue siendo una de las principales vulnerabilidades de la economía. Es la tercera más alta de la zona euro, e incluso una disminución prevista a menos de 110% del PIB para 2023 (pronosticamos una reducción más lenta, a 114,2% para fines de 2022) aún dejaría al país vulnerable a alzas inesperadas de la tasa de interés y a desaceleraciones cíclicas entre sus principales socios comerciales.
A pesar de las mejoras en la estabilidad financiera durante el año pasado, el alto nivel de préstamos morosos en el sector bancario limita la capacidad de los prestamistas para aumentar sus niveles de capital y ganancias. Los cambios regulatorios planificados en la zona euro -diseñados para hacer a los bancos más resistentes a las recesiones- podrían afectar las estructuras de financiamiento de algunos bancos portugueses.
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