El huracán Laura azotará este jueves la costa del Golfo de Estados Unidos ya como tormenta categoría 4 extremadamente poderosa, desatando movimientos ciclónicos del mar que podrían ser mortales, inundaciones repentinas y vientos destructivos que podrían infligir hasta US$ 25 mil millones en daños.
Laura ya de categoría 3 registraba vientos máximos de 125 millas (201 kilómetros) por hora, según el Centro Nacional de Huracanes en la mañana de ayer, y los pronósticos apuntaban que alcanzaría un peak de 145 millas por hora sobre el Golfo de México.
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Eso es apenas por debajo del rango de una tormenta categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson, con vientos más fuertes que los del huracán Harvey al tocar tierra en 2017. Así, los daños y pérdidas económicas podrían estar en un rango de entre US$ 20 mil millones y US$ 25 mil millones, según cálculos de Chuck Watson, un modelador de desastres con Enki Research, hechos en su blog.
Laura es la tormenta más reciente en tomar forma en lo que ya ha sido una temporada de huracanes en el Atlántico extremadamente activa. Con tres meses para que finalice el período, será el séptimo sistema en golpear EEUU, un récord para el año y el primero de relevancia en afectar la costa del Golfo desde Michael, en 2018.
La formación ha provocado ya evacuaciones obligatorias en áreas costeras y va rumbo al corazón de la industria energética de la primera economía mundial, por lo que más del 80% de la producción de petróleo en el Golfo de México ha sido clausurada, así como un tercio de la capacidad de refinación de la Costa del Golfo.
Los gobernadores de Texas, Louisiana y Mississippi han declarado emergencias. Y es que el embate ya dejó al menos nueve fallecidos en Haití y República Dominicana, informó Associated Press.
Impacto energético
Las refinerías y plantas petroquímicas de la Costa del Golfo a menudo están ubicadas en áreas bajas vulnerables a las inundaciones. En 2017, una planta química de Arkema SA al este de Houston tuvo un incendio y una explosión después del paso del huracán Harvey. En septiembre, Exxon cerró su refinería Beaumont en Texas debido a las inundaciones causadas por la tormenta tropical Imelda.
Se estima que Laura podría elevar el nivel del mar hasta seis metros en el área de Sabine Pass y a lo largo de la costa de Texas donde se encuentra Henry Hub, dijo el centro de huracanes. “Las refinerías estarán un tiempo bajo el agua”, dijo Rouiller. “Puede tomar algún tiempo antes de que las refinerías y el transporte vuelvan a la normalidad”.
El último huracán que azotó Texas como tormenta de categoría 4 fue Harvey en 2017, que mató a 68 personas y causó daños por US$ 131 mil millones. En tanto, la última formación que golpeó la zona fue Hanna en julio.
Algunas de las refinerías más grandes de EEUU están cerrando de forma preventiva, disminuyendo en casi 2,9 millones de barriles por día la capacidad. Eso es aproximadamente el 30% de la capacidad de refinación de la costa del Golfo, según Lipow Oil Associates.
El presidente Donald Trump ordenó que la Reserva Estratégica de Petróleo esté disponible en caso de interrupciones de combustible relacionadas con la tormenta, dijo el secretario de Energía de EEUU, Dan Brouillette, en una entrevista con Bloomberg TV.
Las plataformas de energía en el Golfo de México, que representan hasta el 17% de la producción de petróleo del país y alrededor del 3% de la producción de gas, están diseñadas para resistir tormentas de esta magnitud.
Cheniere Energy dijo que suspendería temporalmente las operaciones en su terminal de gas natural licuado Sabine Pass, en Louisiana, la más grande del país. En tanto, Cameron LNG de Sempra Energy operará a tarifas reducidas.