El ministro brasileño de Minas y
Energía, Edison Lobao, garantizó hoy que el suministro de gas
natural de Bolivia a este país ya está totalmente restablecido y
negó que el Gobierno vaya a presentar quejas por el problema en el
suministro.
Según el ministro, Bolivia envió hoy 30 millones de metros
cúbicos de gas a Brasil, frente a los 31,7 que solía enviar antes
del atentado del pasado miércoles, que causó daños en un gasoducto
en la región sureste.
"El problema es de Bolivia y nuestro Gobierno no tiene ninguna
queja, ya que los contratos están siendo cumplidos, es una cuestión
interna del país", afirmó Lobao a los periodistas.
El ministro indicó que la situación fue normalizada "más
temprano" de lo que el Gobierno brasileño esperaba, puesto que los
técnicos bolivianos consiguieron poner en operación la válvula
dañada, mientras se hacen las tareas de reparación.
La petrolera estatal brasileña Petrobras también envió a un
equipo técnico con carácter de urgencia para ayudar a resolver el
problema.
Bolivia abastece más de la mitad del mercado de gas natural de
Brasil a través de un gasoducto de 3.000 kilómetros de longitud,
manejado por una empresa binacional, que sufrió ataques en las
protestas contra el Gobierno del presidente Evo Morales.
El contrato firmado entre los dos países prevé el envío de cerca
de 30 millones de metros cúbicos diarios de gas hasta 2019 por este
conducto.
En el momento más crítico, el jueves por la mañana, el flujo de
gas se redujo en casi 15 millones de metros cúbicos, cerca de la
mitad de la cantidad diaria que recibe Brasil.
El Gobierno brasileño llegó a temer problemas de
desabastecimiento en grandes ciudades como Sao Paulo y Río de
Janeiro, por lo que tomó medidas como la desconexión de una central
termoeléctrica de la petrolera estatal Petrobras, para reducir la
demanda de gas.
El ministro detalló que el Ejecutivo tiene preparado un plan de
contingencia para reducir las necesidades de gas en caso de nuevos
problemas de abastecimiento.
"Si mañana hay un accidente con el que no contamos, el plan de
contingencia prevé que, primero, las térmicas pasen a funcionar a
diesel o a aceite combustible. Después sería cortado el gas para las
industrias, que también tendrían que sustituir el producto por los
derivados del petróleo", explicó Lobao.