Al sur de Río de Janeiro, a lo largo de una franja de costa conocida por sus playas de arena blanca y resorts de alta gama, el nuevo gran escándalo de corrupción de Brasil está empezando a forjarse.
Éste tiene sorprendentes similitudes con el caso de soborno colosal que ha envuelto a la petrolera estatal Petróleo Brasileiro SA (Petrobras), que empujó a Brasil hacia su peor recesión en un cuarto de siglo y dejó a la presidenta Dilma Rousseff luchando por su supervivencia política. No es una coincidencia: muchos de los actores son los mismos.
En el centro de esta historia está otra empresa de propiedad del Estado, Eletrobras, y su proyecto Angra III, una planta de energía nuclear escondida en una bahía con islas cubiertas de selva que se han convertido en una especie de parque de juegos para ricos y famosos brasileños. Cinco de las constructoras cuyos ejecutivos han sido encarcelados por ser acusados de sobornar a funcionarios de Petrobras también ganaron contratos para construir la planta nuclear de US$ 4.400 millones.
"El modelo es el mismo que el de Petrobras", dijo a Bloomberg Adriano Pires, director de CBIE, una consultora de energía e infraestructura de Río de Janeiro. "El gobierno de Brasil creó un sistema en el que las grandes empresas de propiedad estatal son utilizadas para objetivos políticos y están a cargo de estos grandes consorcios de infraestructura. Es un ambiente que favorece la corrupción".
Operación "Radioactividad"
La investigación a Petrobras -apodada "Autolavado" por los fiscales- ha llevado al real a tener el peor desempeño de entre todas las divisas del mundo este año y redujo en US$ 33 mil millones el valor de mercado de Petrobras el año pasado. Esta nueva fase se ha ganado el sobrenombre de "Radioactividad".
La Policía Federal arrestó el martes al ex jefe de la unidad nuclear de Eletrobras, Eletronuclear, y al presidente de la unidad AG Engenharia de la constructora Andrade Gutierrez.
Las órdenes de detención se encontraban entre 30 órdenes judiciales emitidas basándose en el testimonio de Dalton Avancini, el CEO de la constructora Camargo Correa, quien aseguró que su firma y otras ganaron contratos para Angra III mediante el pago de sobornos. En el mismo testimonio, Avancini señaló a otro proyecto de Eletrobras, la hidroeléctrica Belo Monte, ubicada en la selva amazónica de Brasil.
Al anunciar los arrestos, la Policía Federal afirmó que proyectos como Angra III son la prueba de que el pago de sobornos es la forma en que se ganan contratos en muchas obras públicas importantes.
"La corrupción es endémica, y hay señales de que se extiende por varias instituciones en Brasil", aseveró el fiscal Athayde Ribeiro Costa. "Vivimos en un estado de metástasis".