Más de una veintena de bancos centrales ha modificado su política monetaria en los dos primeros meses del año, situación que sería un preludio de lo que está por venir en 2015, según un sondeo de Bloomberg.
Los economistas pronostican que 16 organismos emisores alrededor del mundo realizarán cambios en sus tasas de interés. Diez de ellos se inclinarían por relajar su postura con recortes y los restantes seis optarían por ajustar al alza sus tipos.
Esta cifra se compara con las 22 instituciones que ya han decidido actuar en lo que va del año, de las cuales 17 han rebajado sus tasas y cinco las han subido. En el primer grupo destacan Dinamarca, Suecia y Suiza, que han llevado algunos de sus tipos a terreno negativo para defender la fijación de sus monedas al euro y para evitar que sus economías caigan en un espiral deflacionario.
En el conjunto de institutos rectores que han elevado sus tasas sobresalen Moldavia, Ucrania y Bielorrusia, países que desde enero han incrementado sus tipos en 7, 5,5 y 5 puntos porcentuales, respectivamente.
Rusia lidera las bajas
El banco central de Rusia registraría la reducción más fuerte en su tasa con una disminución de 4 puntos porcentuales. En los últimos tres meses, la entidad encabezada por Elvira Nabiullina ha mostrado ser bastante activo.
En medio del abrupto derrumbe del rublo, el Banco de Rusia decidió en noviembre implementar un tipo de cambio flotante antes de lo programado y un mes después anunció un aumento de 6,5 puntos porcentuales en la tasa de referencia, el mayor salto desde 1998.
En enero, la institución echó pie atrás con un sorpresivo declive de 2 puntos, movida que siguió a los temores de una profunda recesión y las advertencias de líderes políticos y empresariales acerca de que los altos costos de financiamiento estaban ahogando a los bancos y las compañías.
Si se concretan las proyecciones de los analistas y el tipo retrocede desde su actual nivel de 15% hasta 11% a fin de año, el ente contrarrestaría casi completamente el ajuste de diciembre de 2014.
Otras nueve naciones también reducirían sus tipos, pero la variación sería menor a 1 punto porcentual, con recortes esperados de 0,5 punto en India y Turquía –el pronóstico para este país fue previo al anuncio de un declive de 0,25 punto realizado el martes– y de 0,25 punto en Canadá, Noruega, Polonia, Corea del Sur, Australia y Perú. China se ubicaría al medio de dicho rango con una disminución de 0,35 punto.
Ajustes al alza
Al otro lado del espectro se encuentran las autoridades monetarias de Estados Unidos, Reino Unido, México, Nigeria, Brasil y Filipinas, que decidirían subir las tasas. En los primeros cuatro casos, el cambio se explicaría por la mejor perspectiva económica.
Los expertos proyectan que la Reserva Federal de Estados Unidos elevará los tipos por primera vez desde 2008 en algún momento a partir de junio. El costo de financiamiento treparía desde su mínimo histórico de entre cero y 0,25% hasta un rango de entre 0,5% y 0,75%. Las dos mayores economías latinoamericanas también aumentarían sus tasas en 0,5 punto porcentual.
El mayor incremento lo aplicaría Nigeria, con un salto de 1 punto porcentual.
El error que quiere evitar la Fed
Si hubiese que elegir una palabra para describir el comportamiento de la Reserva Federal en los últimos cinco años tendría que ser "paciencia". El banco central estadounidense se ha tomado su tiempo antes de comenzar el proceso de normalización de las tasas de interés y es posible que esto apunte a evitar el error que cometió su par sueco.
El Riksbank, el banco central más antiguo del mundo y hasta hace poco uno de los organismos con los mejores registros de cumplimiento de su mandato de inflación, subestimó los peligros de una variación de precios muy baja.
Después de un año de avances de precios muy suaves y de otros dos años de caídas, la institución se vio forzada a mediados de mes a tomar medidas sin precedentes para estimular la inflación. El banco recortó las tasas de interés por debajo de cero y comenzó a comprar bonos soberanos.
Los críticos afirman que las drásticas acciones llegaron muy tarde y que podrían haberse evitado si la entidad hubiese actuado antes. Tras la crisis, el Riksbank subió los tipos muy rápido y luego los bajó muy lentamente a pesar de que la economía se hundía velozmente en deflación.