Las alzas en las cuentas de electricidad en Chile en los últimos meses han dejado un sabor amargo. Y, en medio de los sucesivos incrementos en el marco del proceso de descongelamiento de las tarifas eléctricas, se encendió el debate en torno a qué tan caras son respecto de sus vecinos de América Latina.
Por ello, la Comisión Nacional de Energía (CNE) decidió analizar y consignar de manera formal un comparativo de cuentas de luz residenciales en varios países de la región para enero 2025. En el último “Reporte Financiero del Sector Energético” de la entidad se incluyó una nueva sección denominada: “Tarifas eléctricas residenciales internacionales”, espacio donde la CNE compara 10 países, revelando que Argentina tiene la boleta eléctrica más baja de Latinoamérica y que la tarifa en Chile casi cuadruplica ese valor.
![](/noticias/site/artic/20250205/imag/foto_0000000320250205202903.png)
Para un cliente tipo de 180 kWh, en el caso de Uruguay, la cuenta alcanza los US$ 244,70 por MWh, lo que sitúa al país rioplatense con el mayor costo de la región. Mientras, para el mismo perfil de consumo, en Argentina llega a sólo a US$ 47,74 por MWh. En tanto, Chile se ubica casi en la mitad de la tabla, con US$ 179,73 por MWh en ese nivel de consumo.
El análisis usa como referencia las tarifas a consumidor final de las principales empresas distribuidoras de las capitales de cada país. En el caso de Chile, los consumos representan una cuenta tipo, bajo la tarifa BT1, y así para cada país, dado que se selecciona la boleta que mejor se homologue según las reglas locales vigentes.
En concreto, la entidad definió dos perfiles o “cuentas tipo” –una de 180 kWh y otra de 300 kWh mensuales- que son valores de consumos residenciales que se aproximan a la realidad de muchos hogares urbanos de la región.
“Su carácter de productor y exportador de recursos naturales hace que existan fuertes subsidios a la demanda interna lo cual redunda en diversas distorsiones”, dice Daniel Salazar sobre el caso trasandino.
El análisis consideró 10 países y –salvo para Bolivia- se presentan valores netos, es decir, sin incluir impuestos. La CNE explicó que esto permite que los datos sean comparables y no estén distorsionados por los esquemas tarifarios específicos de cada nación.
Panamá, México, Ecuador y Paraguay fueron excluidos temporalmente. Pero en el reporte se precisa que en las próximas ediciones se irán incorporando más países.
“Este estudio corresponde a una primera versión escalable, lo que significa que en futuras actualizaciones se podrán incorporar más países a medida que se completen los procesos de verificación y se disponga de información confiable”, confirman desde la CNE.
Desde esa institución detallaron que este trabajo se realiza en coordinación con el Ministerio de Energía, “con el objetivo de contar con un reporte que contemple actualizaciones periódicas y transparencia de fuentes de información, consolidando información técnica y aplicando una metodología validada en consulta con reguladores internacionales”.
Los factores en juego
En la cuenta eléctrica de Chile influyeron las fuertes alzas del último tiempo. En tanto, en Argentina están resintiendo aumentos por los recortes de subsidios que fueron anunciados por el Gobierno, pero aun así sigue siendo la tarifa más barata de la región.
Para el socio director de energiE, Daniel Salazar, el caso de Uruguay es excepcional dentro de la región. “Históricamente se ha caracterizado por tener un alto costo de la vida, explicado principalmente por su condición de importador neto, un reducido tamaño de su economía, y por ende pocos actores en la provisión de bienes y servicios, sumado a altas tasas de impuesto al consumo y a la renta”, explica.
Distinto es el caso de Argentina y el de muchos países de la región, “en donde su carácter de productor y exportador de recursos naturales, como por ejemplo gas natural, hace que existan fuertes subsidios a la demanda interna lo cual redunda en diversas distorsiones, como por ejemplo en la tarifa eléctrica”, dice.
Según la CNE, los valores obtenidos reflejan únicamente los precios base contenidos en los pliegos tarifarios, incluyendo los subsidios que pudieran estar explícitamente incorporados en ellos. “No se consideraron subsidios adicionales aplicados directamente en la facturación de los clientes, como ocurre en Chile, donde ciertos beneficios no se reflejan en el pliego tarifario, sino que se aplican posteriormente en la boleta de electricidad. Bajo estos supuestos, los resultados presentados responden a los costos regulados informados por las distribuidoras y reflejan las condiciones particulares de cada mercado”, precisan en la entidad.
Respecto de si cambiaría la ubicación de Chile si se considera el IVA, señala que “no es correcto afirmar que la inclusión del IVA modificaría la posición de Chile en el ranking, puesto que para llegar a una conclusión se requeriría realizar un ajuste asociado a la tasa impositiva en todos los países analizados”, sostienen desde la CNE.