Criptomonedas: entusiastas siguen apostando por destrucción creativa
En su columna de opinión, Gillian Tett apunta a que, pese a la reciente derrota, el dinero digital privado parece más propenso a mutar que a morir.
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A principios de este año, los organizadores de Collision, una conferencia anual de tecnología en Toronto, decidieron celebrar el “día en el sol” de la criptomoneda -según la propaganda- invitando a hablar a personalidades del sector.
Mala idea. Cuando Collision se reunió esta semana, se presentaron 35.000 asistentes, pero ocho de la docena de ponentes principales de criptomonedas se retiraron repentinamente, alegando razones “familiares” y “de salud”.
Y en lugar de deleitarse al sol, los entusiastas de las criptomonedas enfrentaron el invierno. La capitalización de mercado del sector se ha reducido en US$ 2 billones (millones de millones), o el 70%, desde el pasado noviembre; el precio del bitcoin cayó por debajo de los US$ 20.000; las monedas estables terra y luna han implosionado; las entidades crediticias de criptomonedas, como Babel y Celsius, han impedido las retiradas de fondos; y los fondos de cobertura, como Three Arrows Capital, enfrentan ajustes de márgenes.
Además, la masacre sería aún peor si Sam Bankman-Fried, el multimillonario de 30 años fundador de la plataforma de criptomonedas FTX, no estuviera rescatando a las entidades crediticias de criptomonedas como Voyager y BlockFi con grandes préstamos.
Todo esto es claramente embarazoso para los criptoevangelistas. Inevitablemente ha suscitado la schadenfreude (alegría por la desgracia ajena) de los críticos de las criptomonedas, como Bill Gates y Warren Buffett. También ha hecho que algunos reguladores expresen sus dudas sobre si las criptomonedas privadas tienen realmente alguna utilidad social...y futuro.
Implacable
La semana pasada, funcionarios de la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS, su sigla en inglés) dijeron que planeaban ser “implacablemente duros” con las criptomonedas y pensaban que el dinero digital privado podría ser desplazado pronto si los bancos centrales emitieran sus propios tokens digitales. Esto es significativo, sobre todo porque la MAS tenía antes una actitud bastante cálida hacia las criptomonedas. El sistema dominante bancario se está defendiendo.
Pero no me atrevería a apostar que el dinero digital privado vaya a morir realmente; parece más probable que sufra una mutación. Al fin y al cabo, el mundo de las criptomonedas ya ha sufrido algunos grandes descalabros, pero siempre ha respondido a la decapitación haciendo crecer nuevas cabezas. Y el sector sigue contando con un gran grupo de actores que no sólo está convencido del potencial revolucionario de su tecnología de contabilidad distribuida, o Web3, sino que, igualmente importante, cree en la idea de la destrucción creativa.
“En las próximas semanas habrá más bajas, pero esta rotación natural es saludable para la industria, ya que está eliminando el exceso”, dijo en Collision Brian Shroder, jefe estadounidense de la bolsa de criptomonedas Binance.
Quizás esto es sólo una narrativa desesperada. Pero si se analizas detenidamente, se puede empezar a ver los empellones en torno a la destrucción creativa. Las firmas que están implosionando son las que presentan uno o todos los siguientes rasgos: alto apalancamiento, oposición a la regulación, innovaciones excesivamente complejas y fuertes gastos de expansión. A otras les está yendo mejor.
Las monedas
Por ejemplo, la propia Binance, cuyo negocio no se basa en el comercio de márgenes ni en los préstamos de criptomonedas. Eso la hace menos vulnerable que algunos rivales. Además, Binance recaudó recientemente US$ 200 millones de capital nuevo, que está utilizando para diversificarse. Por ello, está contratando más personal, dice Shroder, incluso cuando rivales como Coinbase están despidiendo trabajadores.
O considera Circle, la compañía que gestiona la moneda estable USDC. En los últimos años, la USDC ha atraído mucha menos atención -e ingresos de capitales- que su rival Tether, en parte porque los creadores de esta última han adoptado una postura desafiante contra los procedimientos de operación convencionales que era popular entre los libertarios, al tiempo que horrorizaba a los reguladores. Circle, en cambio, ha intentado mantener la receptividad de los reguladores presentando cuentas auditadas, hablando de su deseo de obtener una licencia bancaria y cortejando a los principales actores financieros.
Pero aunque esto solía hacer que la USDC fuera menos atractiva para los actores de las criptomonedas, su capitalización de mercado ha crecido de US$ 48 mil millones a US$ 56 mil millones en las últimas semanas debido a los fuertes ingresos. Tether, por el contrario, ha experimentado egresos que han reducido su capitalización de mercado de US$ 83 mil millones a US$ 67 mil millones.
Al señalar estos matices, no estoy intentando elegir a los futuros ganadores. El punto clave es el siguiente: al igual que nadie en 2001 sabía que Amazon sería un gigante global dos décadas después, o que el poder de Silicon Valley seguiría expandiéndose, el mundo de las criptomonedas en 2042 podría ser radicalmente diferente de lo que vemos ahora. Ahí está la promesa futura de Web3. Y el peligro actual.