El viernes por la tarde Cencosud anunció un acuerdo que el mercado venía anticipando -y pidiendo- desde que un trato similar se cayera a fines del año pasado con Itaú: vender un 51% de su negocio de tarjetas de crédito a Scotiabank.
La noticia, aunque esperada, tomó por sorpresa al mercado. En todo caso, es celebrada, pues viene a resolver un tema importante para el grupo controlado por Horst Paulmann, su endeudamiento y el impacto en su clasificación crediticia.
El acuerdo contempla el pago por parte de Scotiabank de US$ 280 millones, ajustable, por el 51% del negocio. El banco, además, inyectará unos US$ 1.000 millones como capital de trabajo, los que serían regresados al retailer de lo que éste ha aportado. Así, Cencosud podría contar con unos US$ 1.280 millones frescos que, según entendidos, servirían para repagar parte de su abultada deuda (ver nota relacionada).
Según el analista de IM Trust, Christopher Di Salvatore, “la entrada de
US$ 1.000 millones liberan de capital de trabajo, más los US$ 280 millones que entran, el apalancamiento debería bajar”. Así, añade, según sus estimaciones, el ratio deuda neta/Ebitda debería bajar a menos de tres veces este año. Al cierre del primer trimestre, terminó en 3,6 veces.
La compañía misma estaba buscando reducir esta cifra. Para ello, a inicios de año anunció un plan de inversiones más austero. Así, estimaba que podría cerrar este ejercicio con un ratio deuda neta/Ebitda de menor a tres veces.
Otras de las medidas que había tomado para conseguirlo era refinanciar los pasivos, buscando reducir el monto a pagar por año. Además, estaba evaluando vender activos no estratégicos, como estaciones de servicio y farmacias, para conseguir más efectivo.
Las ventajas
Gracias a esto, dice Di Salvatore, las agencias de rating podrían mantener su clasificación en B-, evitando una baja, estima otro analista.
Una opinión semejante tiene Aldo Morales, de BICE Corredores de Bolsa. “El principal efecto positivo que podría tener este acuerdo es básicamente reducción de deuda y eso, obviamente, involucra que los ratios de endeudamiento, que son los que han estado en tela de juicio los últimos meses, potencialmente podrían verse beneficiados, y mejorados”. De esa manera, agrega, las clasificadoras de riesgo podrían eventualmente mantener su clasificación crediticia, sentencia.
En todo caso, Morales explica que la reducción de la deuda no es el único factor que estaban considerando las clasificadoras. El último reporte de éstas “sugería que la compañía realizara algún tipo de acuerdo o de venta de algún activo no esencial de manera que se redujera parte de la deuda, y además, tenía que mostrar una mejor generación de flujos de caja operacionales”, dijo.
Álvaro Pino, senior director de Instituciones Financieras en Feller Rate, destaca que lo más importante del acuerdo es que “Cencosud se puede enfocar 100% en su core, y una entidad aportará el financiamiento para la cartera”.
El analista de BICE agrega que otra “ventaja es que se vende un negocio que no es esencial para la compañía, y representaba menos del 5% de los ingresos de la firma en su totalidad. Por otro lado, es un negocio que tiene un apalancamiento importante, gran parte del financiamiento de las colocaciones es capital de trabajo, entonces eso obviamente exige un endeudamiento mayor”.
Por todo lo anterior, estiman en el mercado, la operación era algo más que necesaria y oportuna.
Un experto del sector agrega que “esto deja a Cencosud en una posición financiera menos apretada, dándole cierto margen para no tener que vender ciertos activos para bajar el nivel de endeudamiento. Es definitivamente una buena noticia para ellos este acuerdo, pues aleja el fantasma de perder el investment grade”.
Grupo espera subir su rating en al menos un escaño en unos tres años
Tras caerse el acuerdo con Itaú, Cencosud ha dado una serie de pasos para poder mejorar su estructura financiera. Uno de los más importantes ha sido refinanciar sus pasivos, proceso que inició en febrero de este año.
En ese momento, la compañía informó que había extendido la maduración de deuda por unos US$ 770 millones que vencían en 2014 (US$ 650 millones) y 2015 (US$ 120 millones), llevando sus maduraciones hacia los años 2017-2019. "Esto hace que nuestro calendario de amortizaciones en los años que vienen sea más manejable", explicó en febrero Juan Manuel Parada, CFO de la compañía en un conference call con inversionistas. La medida, añadió el ejecutivo, aliviará la demanda por liquidez en 2014, que permitirá liberar efectivo y pagar deuda durante este ejercicio.
Los fondos, dijo la compañía en ese momento, serán utilizados para el refinanciamiento de pasivos en Chile, Brasil, Perú y Colombia, con operaciones que van desde los tres a los seis años. Se destinarán US$ 270 millones a Chile; US$ 60 millones a Perú; US$ 144 millones a Brasil y US$ 179 millones a Colombia. La operación en febrero se realizó gracias al apoyo de diez bancos: BBVA, Banco de Bogotá, Bradesco, Banco del Estado de Chile, HSBC, Mizuho Bank, Banco Popular de Colombia, Rabobank, Santander y Sumitomo Mitsui Banking Corporation, además de otras propuestas competitivas.
Sin embargo, desde entonces ha seguido avanzando en este área. Así, al cierre del primer trimestre comunicó que la compañía refinanció un adicional de US$ 180 millones de la deuda de 2014 en abril de este año.
Además, dijo que el calendario actual sería financiado con el flujo libre de caja generado por la compañía.
A su vez, como resultado de las renegociaciones, Cencosud estima que no requeriría liquidez adicional al año 2017.
Finalmente, el grupo fijó dos metas que se había trazado gracias al proceso de renegociación. Primero, que apuntaban a tener menos de US$ 300 millones en amortizaciones de deuda por año hasta 2017, y luego, indicó que aspira a mejorar su rating en al menos un escaño dentro de un periodo de tres años.
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