En su centenario, cadena Max Huber pide su quiebra: aludió a la crisis social, la pandemia y el estancamiento del rubro inmobiliario
El inmigrante suizo Max Huber partió con el primer centro de copiado de Chile en 1923. Con los años, y de la mano de las nuevas generaciones, la empresa sumó una serie de otros negocios relacionados e incluso mantuvo una sede en Perú.
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En 1923, en un taller de la calle Cueto (en el centro de Santiago), el inmigrante suizo Max Huber fundó el primer centro de copiado de Chile. Le puso su nombre. La empresa solo supo de crecimientos, sumando nuevos negocios relacionados. Incluso, de la mano de las nuevas generaciones, mantuvo una sede en Perú. No obstante, y coincidiendo con su centenario, la empresa Max Huber solicitó a la justicia su liquidación voluntaria.
La compañía -liderada por Herbert Huber, nieto del fundador- aludió a los graves efectos que le generó la crisis social, la pandemia y el estancamiento del rubro inmobiliario, que eran uno de sus principales clientes.
La firma se dedicada principalmente a la prestación de servicios relacionadas con la impresión, fotocopiado, preparación de documentos, procesamiento de datos, hospedaje y actividades conexas de apoyo a las empresas, principalmente para constructoras e inmobiliarias de Santiago.
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“A partir del 18 de octubre de 2019, se sucedieron una serie de hechos de violencia, que para el caso de Max Huber Reprotécnica S.A. tuvieron un serio efecto en la disminución de las ventas. Todas sus sucursales tuvieron que cerrar tempranamente sus operaciones para permitir el retiro de sus trabajadores a sus hogares, para evitar riesgos a su integridad física”, dijo a la justicia el abogado de la compañía, Esteban Larrondo.
Luego, aludió a los efectos del Covid en el negocio. “Las prolongadas cuarentenas dispuestas por la autoridad sanitaria, más las restricciones a los desplazamientos asociadas a las medidas sanitarias, afectaron las ventas y producción gráfica en forma sustancial, llegando a perder por varios meses, en los años 2020 y 2021, hasta un 70% de las ventas promedio previas a la pandemia”, dijo el abogado.
Precisó que ambas situaciones no le permitieron alcanzar los niveles de facturación esperados, manteniendo costos fijos complejos de reducir, como remuneraciones, finiquitos, arriendos, cuotas de leasing, entre otros. Además, se señaló que las acciones tendientes a obtener nuevo financiamiento significaron un aumento de las deudas.
La crisis de la construcción
Junto a esto, la administración de la firma sostuvo que la situación mundial y la crisis política y social que vive Chile han generado inflación, aumento de costos, estancamiento y mayor incertidumbre, lo que –dijo- afectó seria y directamente las operaciones y el funcionamiento.
“Especial mención cabe hacer respecto sobre la reciente crisis inmobiliaria y construcción, desde el año 2022 en adelante, por lo que clientes han experimentado un significativo estancamiento y disminución de sus proyectos, afectando a la empresa”, dijo a la justicia.
Añadió que los distintos impactos macroeconómicos vividos en el país durante el período 2020-2022 causaron un efecto significativo en el precio de los insumos más relevantes para la firma, como es el precio del papel, cuyo costo subió más de 48%, según se detalló.
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Producto de los constantes encarecimientos de precios y situación de insolvencia, aseguró la firma, gran parte de sus proveedores optaron por no otorgarle crédito a 30 días, exigiendo pago anticipado para la venta de sus productos: “Por otro lado, la empresa no ha podido encontrar nuevos proveedores que vendan sus productos a un precio asequible y con plazo de pago, para poder continuar y mantener operativa sus operaciones”.
Dado los motivos mencionados, la compañía dijo que tiene un deterioro sistemático en la posición financiera, y que actualmente es incapaz de dar cumplimiento a sus obligaciones con acreedores, incluyendo el pago íntegro de la remuneración de sus trabajadores, toda vez que no existen en un futuro cercano flujos comerciales que lo permitan, aseguró la sociedad.