Por Gonzalo Cerda Milla
Ni en la academia, ni en el empresariado, ni los representantes de los trabajadores quedaron completamente satisfechos con el anuncio que realizó el domingo en la noche el presidente Sebastián Piñera. Y es ante el buen momento económico que describió el mandatario en cadena nacional y que ha sido una constante en los mensajes del Ejecutivo, tanto economistas como dirigentes sindicales apuntaron a que el esfuerzo respecto del aumento del salario mínimo podría haber sido incluso mayor. Fue el propio jefe de Estado quien destacó que "gracias al fuerte crecimiento y el bajo desempleo" se puede mejorar el salario mínimo sin afectar el empleo.
En ese escenario, el anuncio es calificado como "mezquino" dado que alcanzar los $ 200 mil significaría un aumento real en torno a 5%, lo que para los expertos "no es nada anormal" dado el dinamismo que está mostrando la economía. Si bien superar la barrera de los $ 200 mil es algo simbólico, en términos reales es más bien un aumento marginal, que contemplaría el nivel de crecimiento y la inflación que registra el país y no una reivindicación de los derechos de los trabajadores. De hecho, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) ya manifestó su intención de discutir en junio un nuevo reajuste para los trabajadores y que ascienda a $ 217 mil.
El anunció también sorprende, ya que durante la discusión del salario mínimo en 2012 se planteó que el país no estaba preparado para entregar un reajuste que elevara la cifra por sobre los $ 200 mil, ya que se podría ver afectada la empleabilidad, situación que al parecer hoy no preocupa sobremanera al gobierno. Es en base a esta propuesta desde la propia Coalición por el Cambio se planteó una dura crítica. "Por qué si hace siete meses no habían recursos para los $200 mil hoy sí", manifestó Manuel José Ossandón, vicepresidente de Renovación Nacional (RN), el partido del presidente Piñera, tras conocer la propuesta.
Finalmente para los empresarios, y particularmente aquellos que pagan en mayor parte el salario mínimo reunidos en la Confederación Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme) han manifestado su "sorpresa" por esta medida. Aunque si bien la ministra de Trabajo, Evelyn Matthei ha señalado que aún no hay un monto definitivo, si se están generando las instancias para el debate, ya que se llamó a una comisión de expertos para analizar la propuestas. No obstante, Conapyme acusa no haber sido convocada.
En tanto, para el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Lorenzo Constans, parece adecuado adelantar la discusión, dado el complejo panorama legislativo como el escenario electoral de este año. "Nuestro argumento es que cuando los salarios mínimos aumentan se pueden transformar en una barrera para el ingreso de la gente menos calificada (...) los jóvenes no han bajado su empleabilidad y sigue siendo un desafío, nosotros decimos que hay que tener cuidado que esto no afecte al empleo".
Desde el Ministerio de Hacienda apuntan a que hoy es posible aumentar el salario mínimo dado un importante aumento de la productividad laboral, un desempleo bajo y una inflación controlada, "donde han pasado casi nueve meses y el país ha demostrado una enorme resiliencia frente a la crisis".
"Política asistencialista"
"Los bonos no son un instrumento de política económica adecuada para un país como el nuestro; el bono debiera ser una cosa excepcional y que sólo responda a una situación muy especial". Así definió el director ejecutivo de Libertad y Desarrollo (LyD), Luis Larraín, en Radio Cooperativa, su posición respecto al anuncio del presidente Piñera y que contempla la entrega de un "bono Marzo" de $ 40.000 por familia y $ 7.500 adicionales por cada hijo y que beneficiara a las familias que reciben un Subsidio Único Familiar o la Asignación Social, a lo que se suman más de 300 mil familias de clase media a este beneficio. De hecho, Larraín apuntó a que esta medida puede ser calificada como "clientelista".
"La política de bonos es una política clientelista, que hace que las personas dependan de un político y eso no me gusta. El país va a progresar cuando la mayoría de la gente y en base a sus medios logre mejorar su situación", agrega.
De igual forma, la CUT acusó que el bono que está entregando el gobierno es discrecional y no abarca a la totalidad de familias trabajadoras que necesitan un beneficio como éste.
"Bonismo"
Hace un tiempo, el economista de la Universidad de Chile, Oscar Landerretche, ya hacía presente el "aterrizaje" de está política pública argumentando que una promesa de campaña como lo fue el bono de marzo de 2010, sería dificil de frenar en los próximo ejercicios. "El bonismo le hace mal a la política económica chilena en continuar con esto y creo que sería importante que el nuevo gobierno y la nueva oposición se refrenen a seguir validando un mecanismo clientelar tan grotesco y dañino", enfatizó el economista.