El ánimo en el mundo de los negocios tuvo un buen inicio de segundo semestre. Tras el deterioro que lo afectó en junio, el Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora elabora el Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo en conjunto con el Diario Financiero retornó a un nivel “neutral”, es decir, ni bueno ni malo en julio.
Determinante en la recuperación fueron los sectores de la industria, minero y financiero.
En el primero el ICE pasó de un moderado pesimismo a uno leve, reflejando una mejor percepción sobre la situación de negocio, del mismo rubro y de la economía, a lo que se añadió una visión menos crítica respecto del precio de los insumos y la contratación de trabajadores.
En el caso de la minería, la confianza logró alejarse del leve pesimismo hasta alcanzar un estado “neutral” gatillado en lo fundamental por una proyección más favorable sobre la marcha del negocio y del área en general.
En el sector financiero, donde la confianza se había tornado bastante pesimista en meses previos, este mes mostró una significativa recuperación, pasando desde muy a “levemente pesimista”, principalmente por una mejor percepción sobre la situación económica y del sector en tres meses más, así como mejores resultados en los últimos tres meses.
En contraste, durante julio retrocedió la confianza en el ámbito agrícola, desde leve a “moderadamente pesimista”; mientras que en construcción transitó desde moderada a “levemente optimista”.
Dado lo anterior, solo en el comercio la confianza siguió aferrada a un estado positivo.
Mejoran las percepciones
Durante el mes pasado, cinco de las seis principales percepciones que considera la medición del ICE registraron un avance.
Así, destacó un mayor optimismo en la proyección sobre la situación de negocio, y retorno a terreno neutral, desde uno pesimista, en las proyecciones sobre la situación de la economía y contratación de trabajadores.
La proyección del precio de los insumos se tornó menos pesimista, en tanto que la de demanda nacional profundizó su pesimismo.
Esta dinámica se verificó en un escenario en que las cifras económicas no resultaron especialmente auspiciosas, aunque la sensación es que el segundo semestre podría mejorar.
La producción industrial de junio bajó 2,9% anual, afectada por el descenso de 5,4% en el segmento manufacturero debido a una disminución en la elaboración de productos alimenticios y en la fabricación de sustancias y productos químicos.
La producción minera tuvo una variación anual nula en el mes (-2,8% en mayo) y la de Electricidad, Gas y Agua (IPEGA) decreció 2,7% anual (-1,3% el mes previo).
En el mercado laboral, el desempleo del trimestre móvil abril-junio fue de 7,1%, similar al del trimestre móvil previo).
Todo un cuadro que fue acompañado por la decisión del Banco Central de mantener la tasa de interés de política monetaria en 2,5%.
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