El presidente de Chile Transparente y ex ministro del primer gobierno de la presidenta Bachelet, José Antonio Viera-Gallo, estima que si bien el caso Penta no afectaría los buenos índices de corrupción que muestra Chile a nivel internacional y que tampoco son equivalentes con lo que se vive en la región, advierte que son hechos negativos y que "si se extrapolan al máximo estamos en el caso de México".
¿Cuáles son sus lecciones en lo que va del caso Penta?
-Lo primero es que los países van evolucionando en las exigencias éticas que se van colocando, la ley va siendo interpretada de manera más rigurosa y las instituciones encargadas de aplicarlas van siendo también más estrictas. Hubo varias alertas y sin embargo ha habido candidatos y empresas que no tuvieron suficiente percepción de cómo estaba cambiando la sociedad.
-¿A qué alertas se refiere?
-El caso Mop-Gate, que dio origen a la legislación de 2003. Después el caso Publicam y luego la polémica -aunque no había nada incorrecto- del fideicomiso y los conflictos de interés cuando el ex presidente Sebastián Piñera llegó a la primera magistratura. Todo daba cuenta de una sociedad que se estaba volviendo más sensible a que no hubiera connivencias o confluencias entre el poder político y el poder económico. Se ve con el caso Penta, que la empresa y algunos políticos no supieron percibir esos cambios y continuaron haciendo prácticas que estaban reñidas con la ley.
-¿La ley se quedó corta?
-No. Las normas tributarias estaban claras y ahí no hay nada que decir. Sobre los otros aspectos, diría que, por lo menos, desde Publicam en que eso (el uso de boletas para justificar gastos) es algo reprochado por la sociedad. El error es continuar con esta práctica. En el caso Penta, lo más grave, a mi juicio, es que ellos actuaban, más allá de la arista política, en un nivel de connivencia con una red de complicidad dentro de Impuestos Internos (SII), porque es la primera vez en Chile desde la vuelta a la democracia en que un servicio fiscalizador o parte de él se ve involucrado en actuaciones fraudulentas. Si eso se extrapola al máximo, estamos en el caso de México, en que el crimen organizado coopta a los policías y alcaldes. Ese es un camino que en Chile no queremos recorrer. Además considero muy negativo lo que ha ocurrido con el ex subsecretario Wagner. Se podrá discutir desde el punto de vista del Derecho Penal, pero no cabe la menor duda de que es reprochable que un funcionario público reciba un sueldo de una empresa.
-¿Cambiar la ley en lo que respecta a lo político, aumentando las penas, ayudaría?
-Un estudio que hizo Chile Transparente con 29 propuestas y otro que hizo Espacio Público, se aumentan las penas. Algunos sostienen que debieran ser penas mayores, como por ejemplo ocurre en algunos países que el candidato que es elegido y se descubre que ha tenido financiamiento ilegal debe renunciar al cargo. Eso no está en el proyecto.
-¿Cómo se explica que un holding se preste para algo así?
-En general el sector privado se ha visto afectado por escándalos muy fuertes, en distintas materias. No es necesario que hagamos la lista, es muy complicado. No ha habido una reacción de los organismos empresariales a la altura de los escándalos que se han vivido. Es verdad que ha habido condenas y que han sido explícitas, pero no han sido enérgicas ni categóricas. Sin embargo, hay que reconocer que el mundo privado ha avanzado bastante en los índices que nosotros mismos contribuimos a formular sobre transparencia corporativa de las empresas. Como que estamos en la mitad del río, atravesándolo. Es decir, todavía quedan muchas prácticas que hay que ir erradicando y ha sido positivo que se descubran, se investiguen y se sancionen. Algunas han sido descubiertas en el extranjero y nos llegan de rebote
-¿Qué falta para terminar de cruzar el río, más voluntad?
-No sólo del mundo empresarial. Al final es un problema de conciencia y un cambio cultural. Se pueden cambiar las leyes y es importante hacerlo. Pero lo importante es cambiar las conductas, los comportamientos.
-¿Por qué cree que el sector empresarial no reacciona más enérgicamente?
-Hay muchas empresas que tienen un muy buen ranking, pero claro como el país es pequeño el mundo empresarial también se conoce entre ellos. También pasa en el mundo parlamentario y político, y no es tan fácil decir: sabe qué más, te sanciono. No es como en Estados Unidos, donde es mucho más anónimo. Eso tal vez dificulta que se tomen estas medidas.
-En el actual escenario, con una UDI dañada por el Caso Penta y cuando han señalado que estas prácticas son transversales, ¿amerita buscar un acuerdo como el de 2003?
-El acuerdo de 2003 no impidió la investigación, la magistrada Chevesich siguió adelante y dictó condenas. Aquí debiera haber lo mismo, ojalá que hubiera un acuerdo que tomara como base el proyecto del gobierno y otros aportes que se han hecho y se avanzara en una legislación más estricta y transparente sobre el financiamiento de la política. Eso no quita que las investigaciones sigan adelante, no debiera interferir en la marcha de la justicia
-Pero en 2003 el acuerdo ayudó a descomprimir el clima político
-Si descomprimió el clima político, pero no interfiere en la justicia
-¿Cree que hay espacio para un acuerdo?
-Daría un muy buen ejemplo el Parlamento si hubiera voluntad de llegar a acuerdo en estas materias.
"Es cosa de leer mejor lo que pasa en la sociedad y priorizar tareas"
-¿Sigue creyendo que la baja adhesión al gobierno y la mandataria se explican por la desaceleración económica?
-La Presidenta tuvo la mala suerte de empezar su mandato cuando ya llevábamos algunos meses de desaceleración. Y como ha dicho el ministro de Hacienda el nuevo equipo no percibió a tiempo la magnitud ni su duración. Entonces hay cierta incertidumbre de fondo que las personas atribuyen siempre a la autoridad. El segundo punto, es que se hizo una reforma tributaria, indispensable, pero demasiado ambiciosa. No soy un técnico pero, a mi juicio, se podría haber recaudado lo mismo acotando los cambios. Algunos leen las encuestas y dicen que hay una cantidad de personas que piensa que la clase media se va a ver afectada, es porque a esa persona le subió el cigarrillo, el impuesto al auto nuevo que va a comprar, le va a subir el impuesto a la casa.
-¿Igual análisis se aplica para la reforma educacional?
-En materia educacional, hay dos materias que tienen un enorme consenso nacional y yo habría comenzado por eso: una es la preescolar. En realidad el gobierno comenzó por ahí pero no lo ha asumido como una gran bandera de lucha; es una revolución gigantesca, crear 4 mil jardines infantiles, mejorar la empleabilidad de las mujeres. No entiendo por qué de eso no se hace uno de los pilares reales y efectivos. Lo otro que es conflictivo pero que habría tenido un enorme consenso es avanzar en la gratuidad de la educación superior, ese fue el motivo de fondo por el cual los muchachos salieron a la calle. Estoy de acuerdo con el proyecto del gobierno, pero hay que fijar prioridades que tengan más que ver con el sentido de las personas.
-¿Cree que hay un problema de conducción, también?
-En cierta medida, sí. Bueno la política es difícil, es un arte. Es cosa de leer mejor lo que pasa en la sociedad y priorizar tareas.
-¿Y el factor comunicacional?
-Lo básico no es la comunicación. Las cosas buenas se comunican por si sola. La Presidenta en su primer gobierno demostró toda la capacidad para re enchufarse en una nueva realidad y ahora están dadas todas las condiciones, parto de la base que el nuevo equipo que va a venir, no sabemos cuándo, tendrá esa tarea principal: dar certeza a la sociedad de las cosas que no se van a cambiar y orientar a la sociedad en las cosas que sí se quieren cambiar, las dos cosas son importantes.