El IPoM entregó mensajes esperables y otros novedosos, pero también quedaron interrogantes sin respuesta. Entre lo esperable está la baja en la estimación de crecimiento de 2015 desde el rango 3%-4% a 2,5%-3,5%, donde la principal corrección vino por el lado del consumo. Con este cambio, queda algo por arriba del consenso de mercado que espera una expansión de 2,7%. También revisó al alza la inflación prevista para los próximos meses, aunque sigue esperando que converja a 3% durante 2015, reiterando que el incremento en los precios visto este año es de carácter temporal y que su principal determinante fue la depreciación del peso. Por el lado internacional, si bien no habría grandes cambios respecto al trimestre anterior, reconoce que el crecimiento global es desbalanceado (EEUU fuerte y el resto relativamente débil) y que las condiciones financieras serán menos expansivas que este año.
Entre lo más novedoso destaco dos puntos. Primero, en el IPoM pasado mencionó varios pilares en los que se sustentaría la recuperación: una mejora en el escenario externo, la depreciación del tipo de cambio real, la expansividad de la política monetaria y el mayor impulso fiscal. Hoy agregó el ajuste de la cuenta corriente como un factor positivo. Segundo, a pesar de haber reducido la estimación de crecimiento para 2015, considera que los riesgos para la actividad continúan sesgados a la baja.
Finalmente, entre lo que quedó sin respuesta, está el porqué se sigue postergando el momento de la esperada recuperación. El BCCh, sin dar una definición formal, ha descrito esta desaceleración como algo principalmente cíclico. En este sentido, shocks de incertidumbre y expectativas a la baja generalmente se asocian a una disminución transitoria de la demanda, y, por lo tanto, no afectarían el crecimiento potencial. Ante esto, que la recuperación no llegue se debería a que falta tiempo (la política monetaria actúa con rezagos) o a que es necesario más estímulo monetario (se requiere una tasa de interés aún más baja para retornar a pleno empleo). En este contexto, el ente emisor tiene las herramientas para moderar el ciclo, siendo uno de los principales responsables de encaminar a la economía hacia su potencial y, a través de ello, llevar la inflación hacia su meta.
Distinto es el caso si esta desaceleración es estructural. Si la economía crece poco porque hay restricciones de oferta, el BCCh estaría en gran parte exento de responsabilidades. De hecho, al igual que el comité de expertos del PIB tendencial, redujeron sus estimaciones de crecimiento potencial desde el rango 4,5-5% a 4-4,5%. Pero la economía se expande en torno a 2%, y como menciona el IPoM, los datos disponibles del cuarto trimestre no entregan evidencia de una recuperación. Dado el sesgo neutral puesto en la política monetaria, ¿será sólo cuestión de tiempo para ver el repunte de la actividad?
En conclusión, es esperable que reformas estructurales, como las propuestas por el gobierno, estén teniendo efectos importantes en el crecimiento de largo plazo. Esto significa que, para el manejo óptimo de la política monetaria, en algún momento el BCCh deberá ponerle números, al menos de manera indirecta, a las reformas actuales.