El ex ministro de la Segpres durante el gobierno de Sebastián Piñera y hoy académico de la Universidad del Desarrollo, Cristián Larroulet, no le hace el quite al debate constitucional en que está enfrascado el país, así como a los otros temas de la contingencia política.
Es más ha querido contribuir a la discusión sobre la Carta Magna. Con una visión crítica respecto de la Asamblea Constituyente, pues lo considera “un procedimiento no democrático”, promueve una mirada económica, comparando los logros alcanzados por el país con la Constitución del 25 -que a juicio de algunos expertos reguardaba de mejor manera el derecho de propiedad- con el texto actualmente vigente.
Así es categórico: “Con la Constitución vigente hemos crecido más, el Estado ha contado con más recursos para hacer política social; hemos avanzado mucho más desde el punto de vista de la justicia social, mejor educación, mejor salud, mayor inversión”.
-¿Y qué pasa con la equidad?
-La Constitución vigente nos ha permitido un conjunto de leyes y políticas que ha favorecido mucho más la equidad que la Constitución del 25. No solamente desde el punto de vista de la importancia del derecho de propiedad para favorecer el crecimiento económico y las oportunidades de trabajo. La Constitución vigente también consagra un Banco Central más autónomo, lo que ha permitido que la tasa de inflación sea menor y al ser menor, los trabajadores que son los que más pierden cuando hay inflación alta, están más protegidos.
-A la luz debate y que se dice que por su origen la actual Constitución estaría deslegitimada, ¿no sería mejor enfrentar esta discusión con fórmulas y tiempos acotados?
-Yo ya entré al debate. Más aún, si me preguntan si tengo perfeccionamientos que hacerle, por supuesto que sí. Por ejemplo, creo que se puede proteger y profundizar más aún el concepto del derecho de propiedad. Hoy la institucionalidad no protege a una persona cuando el Estado a través de regulaciones le quita el fruto de la propiedad, ahí hay un paso adicional que podríamos dar. Segundo, en materia fiscal, tan importante para controlar la inflación es el concepto del superávit estructural y no está en la Constitución, por qué no lo ponemos si tanto éxito ha tenido. Mi pregunta es hacia dónde vamos con la Constitución: a profundizar aquellas materias que nos han permitido este mayor progreso y equidad o la vamos a debilitar.
-Quienes participaron en el comando de la presidenta Bachelet, dicen que la idea del derecho propiedad apunta a garantizar ciertos derechos sociales y a avanzar en la línea de las constituciones europeas .
-La Constitución del 80, con todos sus cambios, defiende el derecho de propiedad y además lo asocia al concepto superior del bien común. La Constitución vigente le ha permitido al Estado contar con recursos adicionales de aproximadamente 6 puntos del PIB para hacer políticas sociales y promover la equidad.
-Cuando plantea que se puede profundizar el derecho de propiedad, ¿también está pensando en aquellos derechos en materia de recursos que tienen un carácter estratégico como el agua u otros?
-Debilitar el derecho de propiedad en el agua, en los recursos pesqueros o forestales significaría un grave retroceso. En el caso del agua, hay derecho de usufructo del bien, pero no hay propiedad en el agua. El agua es un bien nacional de uso público y está consagrado así. En el fondo no hay que debilitar el derecho de propiedad, hay que extenderlo. También hay que extender y fortalecer la responsabilidad fiscal en lo económico, porque esa es la causa del progreso y equidad en todas partes del mundo. Veamos Europa, cuál es su problema hoy, es un continente estancado hace tiempo por irresponsabilidad fiscal. El caso de la Constitución vigente en Chile, con todos los perfeccionamientos que le hemos hecho gradualmente, es mucho más exitoso desde la perspectiva de la equidad y justicia social, que las constituciones europeas.
-¿Qué otros perfeccionamientos le haría a la Constitución?
-Le hemos agregado principios importantes como el de la probidad y está bien. Le agregaría el principio de la meritocracia, de la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, para que la gran mayoría de los cargos públicos en todos los niveles sea por mérito y no por cuoteo político. Soy partidario de que desde los subsecretarios hacia abajo, incluyéndolos, sea bajo el concepto del mérito y de la Alta Dirección Pública.
-¿Cómo se garantiza la participación ciudadana en el debate por una nueva Constitución?
-El gobierno está buscando fórmulas de participación para que finalmente, de acuerdo a la Constitución, este perfeccionamiento se haga en el Congreso Nacional. Ahora, y esa es una discusión, si es este Congreso o el próximo. Yo preferiría que fuera el próximo.
-¿Por qué el próximo Congreso y no éste, por los cuestionamientos que hay sobre el financiamiento de las campañas?
-Debe tener una cierta mesura y profundidad ese perfeccionamiento, hay que buscar grandes acuerdos y eso no se hace de la noche a la mañana. Estamos entrando a un proceso en que tenemos elecciones municipales el próximo año, elecciones parlamentarias en 2017, o sea, está terminando este período de gobierno; entonces me parece razonable pensar en la idea del próximo Congreso.
-Pero la Presidenta estaría incumpliendo el compromiso de una nueva Constitución.
-Ella no dijo nunca que iba a tener una nueva Constitución en su período.
-¿Por qué cree que la Presidenta no ha sido clara en descartar la AC?
-Entiendo que ella descartó la AC, pero dada la situación un poco de incertidumbre que existe sería mejor que fuera explícita en descartarla.
-Pero precisamente no ha habido ninguna precisión del gobierno en cuanto a que esté descartada la AC.
-Cuando la palabra no la ha usado nunca la Presidenta quiere decir que está descartada.
Expectativas y cambio de gabinete
-A propósito del cambio de gabinete, se generaron muchas expectativas con la llegada de los ministros Burgos y Valdés. A su juicio, ¿han cumplido con esas expectativas?
-Primero, hay que decir que aquí hubo un error profundo desde el comienzo del gobierno, un error de diagnóstico. Se equivocó el gobierno porque creyó en este discurso del movimiento estudiantil, de los sectores más radicales, de izquierda, de que había un malestar en Chile que había que cambiar todo lo que se había hecho. Segundo, un error de políticas públicas, de cuál era el tipo de política para solucionar ese problema. Fue tal el error que hoy todas las reformas están mayoritariamente rechazadas por la ciudadanía. Tercero, hubo un error de estilo, y la manera más obvia de ver eso: Michelle Bachelet gobierno II versus Michelle Bachelet gobierno I. Todas las reformas de Bachelet gobierno I, y la más famosa la previsional, se hicieron primero con la conformación de una comisión de expertos transversales que estudió y elaboró el proyecto. Las reformas tributaria, educacional y laboral no fueron hechas así. Pero la Presidenta reconoció ese error, ¿cómo? Con el cambio de gabinete. Hay una primera señal favorable. Ahora lo que corresponde es que efectivamente esos ministros hagan la pega que la Presidenta les encomendó y, en ese sentido creo que hay un deber de esos ministros. Usando el lenguaje futbolístico, falta que estas personas se desplieguen en plenitud en el campo de juego. Para eso hay que tener paciencia.
-¿Los ve empoderados y con la soltura para tomar decisiones?
-No hay ningún ministro que acepte ser nombrado ministro y que en consecuencia no esté empoderado. Si no se siente empoderado no es un buen ministro. Un ejemplo, en este debate de la huelga de los profesores por un proyecto que fue estudiado largamente, lo que tiene que hacer el ministro de Educación, con el ministro de la Segpres y la Presidenta es ponerle urgencia a ese proyecto. En democracia así se votan las cosas, y se ganan o se pierden.
La crisis de confianza
-La crisis que viven las elites, como dijo el ministro Burgos, ¿cómo se resuelve?
-La línea de transparencia, probidad y meritocracia, es la línea que nos ayuda a salir de esto, buscando siempre acuerdos lo más amplio posibles. La segunda manera de salir de la crisis es poniendo énfasis en políticas concretas para volver al crecimiento económico. Las sociedades cuando no crecen, entran en lo que se llama “juego de suma cero”, es decir, en que nadie gana y todo es conflicto. La gracia que tiene el crecimiento económico es que son juegos de suma positiva, porque la gente tiene más empleos, más oportunidades y el Estado tiene más recursos. El eje central tiene que ser probidad, transparencia y crecimiento económico.
-¿Y ve señales en esa línea?
-Me faltan más señales, por ejemplo, el tema constitucional. Hay que despejar la incertidumbre en ese tema, especialmente en materias económicas. Segundo, tenemos una reforma laboral que está mal concebida, porque no está pensando en el ciudadano, ni en el trabajador, sino en darle más poder a los sindicatos. Eso no necesariamente es conveniente para los trabajadores. Tercero, tenemos un problema tributario. Hay que arreglar ese mamarracho de la reforma tributaria. Cuarto, obviamente que hay un problema con la reforma educacional. La gratuidad en educación superior es la política más anti equidad en la historia de Chile, porque está haciendo gratis la universidad a los más ricos. Todas esas cosas hay que corregirlas y despejar las incertidumbres. También veo que el ministro de Hacienda está preocupado del tema fiscal. Hay una situación de deterioro en las cuentas fiscales y, por lo tanto, hay que ser muy cuidadosos en eso. No podemos perder este gran activo de Chile de ser responsables en las cuentas fiscales. No podemos retroceder. Hay mucho que hacer.
-Pero, ¿faltan más señales?
-El cambio de gabinete ya se hizo y ahora hay que gobernar.
"LAS IDEAS DE LA SOCIEDAD SON LAS QUE PREGONA LA ALIANZA"
-¿Cómo ve el rol que desempeña la Alianza?
-Ha tenido dificultades muy grandes. Tuvimos una derrota electoral importante, pero tengo un optimismo muy fuerte respecto de la Alianza. Ese optimismo deriva de que ha quedado claro mucho más rápido de lo que pensaba, de que la ciudadanía está por políticas en favor del crecimiento, de oportunidades, y no está a favor de políticas socialistas-estatistas. La mejor demostración de eso es lo que dicen las encuestas, que rechazan las reformas que van en esa dirección. Las ideas que la sociedad tiene son ideas que pregona la Alianza. Por lo tanto, la Alianza tiene una oportunidad enorme y creo que la podrá mostrar con una buena agenda en la próxima elección municipal y parlamentaria. Confío en que la Alianza va a saber interpretar a la sociedad.
-Que afectó más a la Alianza, ¿la derrota presidencial o estas acusaciones y presencia de dirigentes de la UDI en los tribunales de justicia?
-Todas han sido negativas. Pero al final en política, y en política pública, los partidos tienen un rol fundamental en la sociedad. Este no es un país corrupto, tenemos personas serias. Hay cosas que mejorar, pero uno está en política para servir al país y para interpretar a la ciudadanía y ahí enfatizo en la gran oportunidad que tiene la centro-derecha porque lo que el chileno quiere no son conflictos, no son huelgas ni paros, sino paz y sobre todo progreso, y más aún, dice cómo tiene que ser ese progreso: el 80% de los chilenos apunta a las áreas de trabajo y educación, y eso está en el corazón de la agenda de la centro-derecha.
APTITUDES Y ROL DE LA SEGPRES
-¿Cómo ve que aún no se nombre ministro en la Segpres?
-Estoy con la Presidenta: prefiero que se demore algunos días y que nombre a la persona adecuada. Es muy importante su nombramiento, especialmente en el actual momento político. La Presidenta cambió al ministro del Interior y de Hacienda, y siempre la Segpres es facilitador de la relación eminentemente política con Interior y económica con Hacienda. Segundo, hoy la agenda está en transparencia y probidad y quien conduce esos temas es la Segpres. Tercero, no se ha nombrado contralor y quien lleva la relación con la Contraloría es la Segpres.
-¿Quién reuniría todas esas características?
-El ministro Segpres tiene que colaborar con el cumplimiento del programa. Además de las cualidades políticas, también tiene que ser alguien con respaldo técnico, de tal manera de sacar adelante y ajustar las agendas. Cuando negocia en el Parlamento no puede hacer algo equivocado desde el punto de vista de las políticas públicas. En este primer año se han cometido muchos errores: en la tributaria, error; en la educacional, error. Parte de la desconfianza que hay hoy es por un problema de ineptitud e ineficacia técnica de la política pública.