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Insulza con foco en La Haya: “Hay una interpretación equivocada de la historia que nos importa corregir”

Explica que en la contramemoria los componentes esenciales son la discusión de aspectos de derecho internacional y su aplicación a los casos en los cuales Bolivia dice que no cumplimos.

Por: Angela Chávez M. | Publicado: Viernes 13 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Con el mismo énfasis con que se ha referido a temas de la contingencia nacional e internacional, el agente chileno para la demanda boliviana ante La Haya, el ex ministro José Miguel Insulza anuncia que a partir de esta entrevista concedida a DF -y al menos hasta la entrega de la contramemoria- no opinará sobre ningún otro asunto que no sea el diferendo con la nación vecina. No es que se lo hayan pedido, aclara. Su interés es concentrarse solo en este tema que lo llevará la próxima semana a reunirse en París con los abogados para terminar de afinar el documento que esperan entregar antes del 25 de julio y que adelanta una revisión histórica de los hechos.

- El canciller anunció que en la contramemoria chilena los aspectos históricos tendrán un espacio significativo, ¿por qué la importancia?

- En la contramemoria los componentes fundamentales son la discusión de los aspectos de derecho internacional involucrados y su aplicación a los casos concretos en los cuales Bolivia dice que nosotros habríamos hecho una promesa que después no cumplimos. Pero a lo largo de la discusión, tanto en la memoria boliviana como en algunas cosas que incluso dijo la corte -en este caso como en el anterior con Perú- creemos que hay una interpretación equivocada de la historia que nos interesa corregir. O sea, quién empezó la guerra. No es parte del juicio, pero nos importa que no digan que la empezamos nosotros. Entonces, lo que vamos a contestar explícitamente son aquellas cosas que creemos son erróneas dentro de la interpretación que se usa y la razón para eso es que dejan un cierto rastro. Los juicios no se construyen en el aire, se construyen también con una cierta imagen. Y, a nuestro juicio, hay un cierto ataque a la imagen de Chile que nos interesa cambiar.

- ¿Ello se refleja en que Chile no esté llevando la delantera o que Bolivia hizo una buena campaña?

- Bolivia presentó su memoria, nosotros no, entonces eso es obvio. Hablaría más bien del intento de Bolivia -no en su memoria sino que en su campaña pública- de presentarse como la víctima, como el país débil, que es agredido por un país fuerte, que solo lo maltrata y que nunca le cumple. Más allá de eso, que no es lo que se va a juzgar, igual esa imagen es necesario contrarrestarla. Por ejemplo, el presidente de Bolivia nos acusa de tener una base militar en la frontera que no tenemos, la más cercana está a 300 km del Silala, pero al mismo tiempo se le olvida decir que él tiene una en el Silala, a 1,5 km. Eso queremos cambiar, sobre la base de una estricta verdad. No sólo ganar el pleito, sino que cambiar el juicio de alguna gente respecto de las cosas que hemos hecho.

- ¿Pero hay una campaña mediática que nos lleva una ventaja?

- No estoy muy seguro y no quiero criticar a los medios chilenos ni muchos menos. Pero lo primero que hay que decir es que el 90% de lo que se publica sobre Chile y Bolivia se publica en Bolivia y luego en Chile y naturalmente el impacto en el mundo externo es bastante escaso. Dicho sea de paso, nuestros registros muestran que desde el plebiscito en Bolivia y desde las cosas que han pasado con el Presidente Morales, más de la mitad de esos artículos que se publican en Bolivia, Chile y en el exterior son sobre el conflicto interno de Bolivia.

La preocupación nuestra es que los jueces y la corte están atentos a lo que está pasando y nosotros queremos dejar muy en claro cuál es la realidad: por ejemplo, lo que ocurrió en la Guerra del Pacifico no fue un caso único en América Latina. En América del Sur en el siglo XIX todos los países estuvieron en guerra entre sí, en algún momento, salvo Venezuela, y todas las fronteras cambiaron. Entonces, lo primero que tenemos que decir es: ubiquémonos en lo que fue y cómo surgieron estos temas en la realidad histórica. Dicho esto, no es efectivo que nuestra memoria vaya a ser fundamentalmente histórica, nuestra memoria será sobre los hechos que Bolivia presenta como constitutivos de una obligación de negociar y una demostración de que, o tal obligación de negociar no existió o nosotros actuamos de buena fe para cumplirla si ella existía, ese es el tema de nuestra memoria y qué significa obligación de negociar y qué requisitos cumple, etc. No va a ser, por lo tanto, una memoria agresiva, ni mucho menos, sino una memoria que trata de poner los puntos sobre las íes en los temas que nos interesa ponerlos y contestar a Bolivia, por cierto.

- Será como aclarar que Chile no ha declarado ninguna negociación o concesión y que ha habido diálogo...

- No podemos negar que hemos dialogado con Bolivia alguna vez sobre estos temas. Si hubo Charaña, no estábamos en cuartos separados ni mucho menos. Lo que pasa es que todas esas cosas empezaron y se terminaron. La pregunta es mientras estaban ahí ¿Chile contrajo alguna obligación que perduraría más allá del momento? O sea, ¿en el juicio de Charaña contrajimos alguna obligación que después de fracasado Charaña se debió mantener? Esa es la pregunta, porque los diálogos comienzan y terminan. Por cierto, Bolivia va a argumentar que sí, que de ahí surgió una promesa que nosotros no cumplimos, bueno, que lo demuestren. Creemos que no fue así. Siempre hemos sido escrupulosos como nación en dialogar de buena fe y no dejar ninguna cosa pendiente.

- ¿El canciller también dijo que la contramemoria chilena desmentiría las falacias de Bolivia?

- Eso es otra cosa y a eso me refería al comienzo. El canciller lo ha dicho de manera general y yo también lo digo de manera general, no quiero referirme a ningún caso concreto. Pero hay diálogos, por ejemplo, en que el representante chileno aparece diciendo A y el representante boliviano aparece aceptando A y eso lo cita la memoria boliviana, pero más allá hay un párrafo que dice que los dos estuvieron de acuerdo en que ninguna de estas cosas constituía una obligación por parte de Chile ni de Bolivia y eso se lo saltaron en la memoria.

Ese es un tema por así decirlo no existente, que no se sustenta, una falacia. Es importante que la gente entienda que estamos haciendo una contramemoria, el que presentó la demanda fue Bolivia, el que contesta es Chile, por tanto tenemos que atenernos estrictamente a lo que la memoria boliviana dice.

- ¿Qué otras falacias estarían contenidas en los argumentos bolivianos?

- Por ejemplo, hay una cosa que es clásica, esto de que poco menos que firmaron el Tratado de 1904 porque los obligamos. Veinte años después de la guerra nadie obliga a nadie. Firmaron el tratado porque estuvieron de acuerdo con él y tienen que aprender a vivir con eso. Ahora, en justicia, Bolivia en su demanda no pide revisar el Tratado de 1904, pero su Presidente lo pide todos los días y en todas las esquinas, naturalmente eso es un cierto problema, no digo que vaya a estar en la memoria.

-¿Cree que estemos bien aspectados para lo que resta del caso?

- Sí. Lo importante es entender que en este juicio estamos discutiendo algo que es muy estricto y claro, la corte lo declaró en septiembre del año pasado, dijeron: ‘nosotros vamos a decidir si es cierto que Chile le prometió a Bolivia negociar una salida soberana al mar y si cumplió ese compromiso’. Sin embargo, dicen, no vamos a pronunciarnos de cómo hacer esa negociación, ni mucho menos del resultado que va a tener, por lo tanto, la corte no se hace responsable de que la negociación resulte o no, suponiendo que la aprobara. Nosotros hemos estado diciendo, que hemos conversado muchas veces con Bolivia y hemos estado dispuestos a escucharlos, pero nunca nos hemos comprometido a resolverles el problema, como lo presenta Bolivia. Además en los años que llevamos de democracia hemos conversado muchísimo con Bolivia y nunca nos han planteado que tenemos una obligación de darles una salida al mar.

 

Morales ha dañado las relaciones entre chile y bolivia

 

- ¿De qué manera nos ayudarían los problemas que ha tenido el presidente Morales en su país?


- No creo que la agresión permanente contra Chile le haya dado ningún resultado al presidente Morales. A mí lo que más me preocupa es el daño más permanente que se le hace a la relación entre Chile y Bolivia. Desde 1990 cuando asumió el presidente Aylwin, siempre conversábamos con Bolivia. Hemos tenido una buena conversación y las buenas conversaciones y diálogos, muchas veces abren puertas que uno no imaginaba que estuvieran abiertas, entre otras cosas la cantidad de chilenos que estaban dispuestos a buscar una solución para Bolivia, no eran mayoría pero eran bastantes. Hoy las encuestas revelan un panorama completamente distinto, no existe la menor confianza para poder iniciar un diálogo, eso ha hecho el presidente Morales y creo que es un error grave de su parte, un error histórico, ha dañado las relaciones entre Chile y Bolivia. El estado de ánimo ha cambiado y eso fue un error, él debió haber pensado en estas cosas, debió haber pensado que estaba causando un daño que pone a Bolivia mucho más lejos de resolver su problema.


- ¿Fue una visión muy cortoplacista?


- Lo dije cuando recién me hacía cargo, el juicio de La Haya va a terminar y vamos a tener que sentarnos a conversar, pero va a ser más difícil por el daño que se le ha causado al mínimo de confianza que habíamos construido.

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