Como era de esperar, el senador Andrés Allamand (RN) tiene una mirada crítica sobre la penúltima cuenta pública de la Presidenta, pues estima que no generó un punto de inflexión hacia el crecimiento económico. Y tiene la convicción de que “hay una idea central que el mensaje ratificó y es que la presidenta Bachelet es prisionera de su segundo piso. Lo que puede es hacer un ajuste ministerial potente” para salvar el período que resta de su segunda administración.
-¿Disminuye la incertidumbre que generarían las reformas?
- Al revés, aumenta la incertidumbre, porque el problema de fondo subsiste exactamente igual. En su tercer mensaje de 21 de mayo, la Presidenta reflejó que está absolutamente prisionera de su segundo piso y del diagnóstico equivocado que apunta a la tesis del malestar radical y que el remedio es un programa refundacional. Ese diagnóstico, más el programa refundacional, más una pésima gestión son los que explican que el gobierno tenga hoy día un 70% de rechazo ciudadano.
- ¿Hay una receta para superar este mal momento de la Presidenta?
- A esta altura es muy difícil de superar, más aún quedó en evidencia que la cuenta regresiva del actual gobierno comenzó el sábado. Lo que la Presidenta sí podría hacer es un ajuste mayor en las piezas de su gabinete. Eso le daría algo de oxígeno para terminar un poco mejor de cómo va hoy día.
- ¿Cómo debería ser ese ajuste?
- Debiera ser un tridente. Primero, tiene que volver a empoderar a la dupla Burgos-Valdés, que ha ido perdiendo influencia y gravitación. El ministro Jorge Burgos es el principal responsable de la seguridad en el país y es el impulsor, junto con Javiera Blanco, de la Agenda Corta, ¿cómo va a ser razonable que un grupo de diputados, del propio partido de la Presidenta (PS), haya resuelto echar abajo ese esfuerzo legislativo ante el “ilegítimo” TC? Desde el retorno a la democracia que no había visto un desafío más brutal a la figura de un ministro del Interior. Rodrigo Valdés está en permanente pugna con la ministra Ximena Rincón en materia laboral y cada vez que la Presidenta tiene que zanjar esa disputa, lo hace a favor de la ministra del Trabajo.
-¿Sólo eso cambiaría el escenario?
- No, el segundo paso es designar a Máximo Pacheco ministro secretario general de la Presidencia. El ministro de la Segpres tiene que ver con las tareas del Congreso y eso supone dialogar, el ministro Nicolás Eyzaguirre tiene enormes condiciones, fue un muy buen ministro de Hacienda, pero se le ve absolutamente desganado en esta tarea. Pacheco ha demostrado un rol activo en lo que se necesita, por ejemplo, destrabar proyectos de energía. Él debiera ser, con una calidad de ministro coordinador, la persona que impulsara una agenda procrecimiento y proinversión.
- ¿Esto mejoraría el panorama del gobierno?
- Hay un tercer cambio, que el ministro Burgos asuma en mayor propiedad la tarea de vincularse con el Parlamento para sacar adelante todas las iniciativas que tienen un sesgo político, el ministro Valdés ya lo está haciendo, y para ambos es tarea de 24 horas al día. Lo que estoy planteando es un diseño estructuralmente distinto. Si el gobierno hiciera un ajuste de piezas importante, tengo la impresión de que algo podría levantar cabeza en los dos años que le quedan.
- ¿A partir del mensaje del 21 de mayo hay espacio para un pacto de unidad para reactivar el crecimiento?
- Este llamado a una suerte de pacto para generar crecimiento con la proyección de estabilidad en el futuro fue simplemente un volador de luces, pasó absolutamente desapercibido. Para que exista un pacto de crecimiento con un horizonte de largo plazo hay un aspecto fundamental: la estabilidad en las reglas del juego y eso en el Chile de hoy tiene que ver particularmente con estabilidad y certeza en el plano constitucional. ¿Cómo alguien puede creer que con la actual dosis de incertidumbre pueden establecerse las condiciones mínimas para un pacto de crecimiento con estabilidad? No existen.
-¿Cuál debería ser el escenario apropiado?
- La Presidenta sí podría hacer algo que hasta ahora se resiste porfiadamente a hacer, uno de los debates de mayor intensidad en el empresariado es sobre el derecho de propiedad y lo que tiene que hacer la Presidenta es decir, ni más ni menos, que su compromiso y su posición es que toda expropiación tendrá su fuente en la ley, que el precio se pagará siempre al contando, el valor será el comercial y los afectados podrán reclamar siempre el monto ante un tribunal independiente.
- En este escenario que usted mismo ha descrito y que requiere cambios, ¿cómo percibe el proceso municipal que ya está en marcha?
- Tengo la impresión de que no van a producirse muchos cambios en relación a la última elección municipal; no obstante que el gobierno va a recibir un castigo. De lo que estoy absolutamente seguro es de que la elección del año 2017 marcará el fin de la Nueva Mayoría. Para esto no hay que ser pitoniso ni adivino ni cientista político.