DF Lab Opinión/ ¿Queremos que la Inteligencia Artificial decida nuestras finanzas?
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Dentro del mundo de la disrupción, las finanzas es el área en dónde más dinero se invierte en investigación la inteligencia artificial.
El modelamiento matemático complejo es algo que se viene haciendo desde hace mucho tiempo, y una muestra de aquello es el fondo de Ray Dalio, Bridgewater, que fundó en 1975, como pionero de la big data.
Un resultado resonante en la búsqueda de modelos en el mercado de inversiones es el High Frequency Trading (Transacciones de alta frecuencia), que comenzó a desarrollarse desde finales de los años 90, y que se caracteriza por la alta velocidad de sus operaciones gracias a poderosas computadoras. Sin intervención humana, permite realizar un gran número de transacciones automáticas en microscópicos espacios de tiempo. Con cifras impresionantes, en Estados Unidos alcanza el 50 % del volumen de negociación y en Europa se mueve entre el 24% y 43%.
Podemos sumar en esta secuencia a los robo-advisors o gestores automatizados, que se han sumado al escenario de la asesoría gracias al uso de algoritmos, con lo que presentan carteras de fondos que pueden ser más baratas, ya que sus comisiones son muy bajas.
Todo indica que las decisiones de inversión no van sino a aumentar el uso del computador.
En el siguiente paso, existe una diferencia entre el algoritmo creado por seres humanos y las decisiones que toma la inteligencia artificial a cuenta de su propio aprendizaje. Mientras el algoritmo lo hace un humano, se puede entender.
Se demuestra en el ajedrez. Desde la primera vez que la máquina, Deep Blue, venció a un ser humano, al maestro Garri Kasparov en 1997, comenzó a ganar siempre. Ya no se puede vencer a una máquina porque esta ha seguidonevolucionando en la forma de ver el juego. Y ocurre a tal punto, que hoy no podríamos comprender lo que hace una máquina para ganar.
Es la misma situación que puede verse en las finanzas, con máquinas que, sin modelamiento humano, tomen decisiones de inversión sin que podamos comprenderlas.
Entonces la pregunta es si estamos dispuestos a que una máquina que no entendemos tome nuestras decisiones. Es decir, que la inteligencia artificial opere en el mercado financiero sin que nosotros ni los especialistas comprendamos esas maniobras.
¿Puede existir una normativa para esto?
La duda está muy presente cuando observamos otra situación similar, como los autos que se manejan solos. Hay miles de pruebas favorables, pero todavía no podemos comprar uno, por temas normativos, por responsabilidad. ¿Quién tiene la responsabilidad en caso de que ocurra una falla?
Por eso, tal vez a no tan largo plazo, estemos ante la duda; ¿Queremos que la Inteligencia Artificial decida nuestras finanzas?