El incierto vínculo del cambio climático tras la dramática sequía que azota al campo en Argentina
Argentina es el principal exportador internacional de aceite y harina de soja y el tercero de maíz, cultivos cuya cosecha se derrumbó este año por la sequía, que también provoca muerte en el ganado.
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Argentina vive su peor sequía en 60 años. Un nuevo estudio reveló que aunque el cambio climático probablemente la exacerbó, no necesariamente ha causado una disminución en las precipitaciones.
Científicos de World Weather Attribution (WWA) estudiaron la sequía en la zona central de Sudamérica durante los últimos tres meses de 2022. Descubrieron que las precipitaciones durante ese período fueron inferiores al promedio, pero dentro de las variaciones naturales esperadas. Como resultado, la sequía no podría vincularse directamente con el cambio climático causado por el hombre.
Aun así, el equipo concluyó que el calentamiento global probablemente contribuyó al clima seco, informó Bloomberg. Las temperaturas más altas disminuyen la cantidad de agua disponible, en parte a través de una mayor tasa de evaporación, y probablemente empeoraron los efectos de la sequía.
A medida que los eventos climáticos severos se vuelven más comunes, los científicos han tratado de determinar exactamente cómo las acciones humanas están transformando el planeta. El hallazgo de WWA muestra cuán complicado puede ser lograr esa relación.
“Esa es una de las razones por las que hacemos estos estudios de atribución: para mostrar cuáles son los impactos realistas del cambio climático”, dijo Friederike Otto, científica climática del Imperial College London y codirectora de World Weather Attribution, una colaboración de investigación que se especializa en el análisis casi en tiempo real de los eventos meteorológicos.
“No todo lo malo que está sucediendo ahora se debe al cambio climático. Es realmente importante descubrir dónde el cambio climático es un verdadero punto de inflexión”, dijo Otto.
Los investigadores de WWA observaron las precipitaciones en una región que incluía gran parte de Argentina, Uruguay y una pequeña parte de Brasil. El grupo descubrió que los bajos niveles de precipitaciones a fines de 2022 tienen un 5% de probabilidad de ocurrir en un año determinado. Como resultado, escribieron los autores, “no pueden estar seguros” de que la falta de lluvia se deba a la variabilidad natural de la región.
Mientras tanto, el calor extremo atrofió la producción agrícola en Argentina. En conjunto, esas altas temperaturas y condiciones secas mermaron los rendimientos de los cultivos e inflaron los precios mundiales de los alimentos.
Dramáticos testimonios
Argentina es el principal exportador internacional de aceite y harina de soja y el tercero de maíz, cultivos cuya cosecha se derrumbó este año por la sequía, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que la semana pasada volvió a recortar sus estimaciones para la campaña 2022/23.
Gustavo Giailevra levanta la cabeza de una vaca preñada que yace casi inmóvil en su campo del norte de Argentina para que tome agua. Sabe que no sobrevivirá por la sequía, pero relata a la agencia Reuters que quiere darle una "muerte digna".
Giailevra, un productor agropecuario de Tostado, en el norte de la rica provincia de Santa Fe, vio morir a 300 de sus 900 vacas Braford y perdió su cosecha de algodón y maíz por la falta de lluvias que afecta al 55% por ciento del país y ha dejado pérdidas millonarias.
El productor construyó seis represas -que ahora están secas- y trajo camiones con agua para sobrevivir y salvar la hacienda y lo poco que quedaba de sus cultivos, pero el panorama es desesperante porque las vacas restantes están demasiado débiles para parir y perdió gran parte de la cosecha para vender.
"Algo estamos haciendo mal o realmente los gobiernos no están haciendo nada (...) Lo que nunca pensamos es que la sequía nos iba a pegar tan grande y mucho más grande sabiendo que a 150 kilómetros tenemos el río Paraná", el más caudaloso del país, dijo Giailevra, de 63 años, sobre la "falta" de obras hídricas.
Mientras que, en un campo cercano al de Giailevra, en la localidad de Cigueña, el productor Andrés Betiger tuvo que malvender unas 60 vacas por el pésimo estado en el que estaban por falta de agua y pastura.
Para conseguir agua, Betiger debe recorrer 52 kilómetros con un tanque y un tractor, pero el tractor se rompió, al igual que un camión que le servía de ayuda, por lo que evaluaba si logrará pasar el invierno austral o caerá en la quiebra.
Impacto económico
El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció a fines de enero medidas de alivio fiscal para agricultores, quienes consideraron que llegaron tarde y fueron insuficientes.
"Yo no quiero nunca más subsidios, lo que nosotros queremos es seguir produciendo, estamos cansados de parches, hace 40 años que los gobiernos nos vienen haciendo parches y el parche no sirve (...) Necesitamos que hagan políticas productivas sustentables, nada más", dijo Giailevra.
Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario, cree que las últimas previsiones de soja y maíz 2022/2023 podrían sufrir un nuevo recorte, a pesar de las lluvias recientes, y dijo que a las pérdidas por la sequía se suma una campaña con altos costos de alquileres de campos y de insumos como fertilizantes.
"Hay más razones para ser pesimistas y que los números van a seguir derrumbándose", dijo Russo. "Es la situación más grave de los últimos 20 años y va a ser una crisis como no hemos visto. Eso implica que muchos productores van a quebrar", agregó.
"En Argentina esta situación de sequía generó una tormenta perfecta", concluyó.