Alexandra Garín: "Ahora tenemos la oportunidad de co-construir un nuevo equilibrio en la ciudad"
La arquitecta de la Universidad Católica de Valparaíso y experta en gestión urbana analiza el impacto de la crisis sanitaria en los espacios públicos y delinea los desafíos que se abren para el período de pospandemia que viene.
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"Todo paró para todos y al mismo tiempo, como nunca antes en la historia. La pandemia cambió el ritmo de la ciudad. La silenció y generó espacios con tonos más bajos. Ahora hay que encontrar una armonía nueva para lo que viene". Así interpreta la arquitecta de la Universidad Católica de Valparaíso y experta en gestión urbana, Alexandra Garín, el impacto de la crisis sanitaria en los espacios públicos y los desafíos que abre para el período que viene.
- Obligada a definir, ¿cuáles serían los tres cambios más relevantes que han tenido o que deberían tener las ciudades a partir de la pandemia?
- Primero, se afectó la forma de alternar las acciones que se repiten y suceden en la ciudad, su ritmo. Y ahora tenemos la oportunidad de co-construir un nuevo equilibrio, una proporción adecuada entre estas acciones urbanas, de modo que ese ritmo sea finalmente armónico. Que nos haga sentir cómodos. Respetarnos, ponemos de acuerdo y cumplir esos acuerdos. Eso es la política y la aplicación del sentido común.
La armonía no es imposible, es cuestión de escucharnos, reconocernos, mirar la historia, ver en qué ritmo estábamos cuando esto ocurrió y construir eso nuevo. Esto va desde cambios individuales desde lo más simple, que las personas mayores tengan prioridad en el supermercado, por ejemplo, hasta ponernos de acuerdo en qué queremos en la ciudad.
El segundo cambio tiene que ver con la continuidad de los estándares mínimos en los espacios públicos. La continuidad de los criterios de las distintas municipalidades para construir parques o ciclovías, que no se corten cuando comienza otra comuna. Dar tranquilidad, certezas a los usuarios. Aquí es importante la figura del alcalde mayor, una autoridad que ordene. Las ciudades son un cuerpo y tienen que funcionar como tal.
Lo tercero es aumentar la biodiversidad en las ciudades. Los epidemiólogos recomendaron extremar las acciones rápidamente ante la pandemia: distanciarnos, blindarnos con mascarillas, aislar al contagiado. Y cuando esto se hizo más lento de lo necesario, vimos los malos resultados.
Vivimos en un desequilibrio ecológico -la irrupción de un conjunto denso de humanos en desarmonía con la naturaleza- produjo condiciones desfavorables para la propagación de la enfermedad.
- ¿A qué se refiere con aumentar la biodiversidad? ¿Más animales, más árboles?
- En la naturaleza los virus son capaces de trasmitirse de forma directa entre individuos de la misma especie, dada su similaridad genética, pero como pueden adaptarse con la mutación, son capaces de trasmitirse y traspasar el límite entre especie y especie.
Un ecosistema sano, se caracteriza por ser biodiverso, estar todos bien representados, hay varias especies cohabitando simultáneamente y en ese contexto un virus como el Covid-19, probabilísticamente debe atravesar muchas especies antes de llegar al hombre, o sea la probabilidad de contagio es menor. Por lo tanto, si hay un ecosistema diverso es menos probable contagiarse y es una barrera que nos protege.
Se trata de ciudades con diferentes tipos de especies vegetales, no puros plátanos orientales como en el Santiago de los ochenta. Y ver cómo entran ahí otros animales, que ambientes naturales construimos en la ciudad para recibir pájaros, bichos, etc. Los municipios, por temas de costos de mantención, tienen cada vez menos piletas de agua, y los ecosistemas acuáticos atraen animales. Por eso miremos qué sacrificamos y qué retomamos.
- Con la crisis, también se han hecho más visibles algunos problemas, como el hacimiento ¿Cuáles serían buenas políticas para enfrentarlo?
- El hacinamiento es una consecuencia de la vulnerabilidad. Esa parte de la población que está perdiendo las fuentes laborales, es la que está saliendo a la calle a hacer ollas comunes, organizándose. Están solucionando. Pienso que las respuestas habitacionales del futuro deben confiar en que las personas son capaces de resolver, de, por ejemplo, ampliar su casa de a poco. Lo propuso Elemental. No hay que subestimar a las personas.
El hacinamiento también ocurre porque queremos estar en el centro, queremos disminuir el traslado, tiempo y costos. Si la propuesta de vivienda que se da fuera de las ciudades es distinta y mejor que la que se ofrece en el centro, más familias evaluarían trasladarse.
Quizás la famosa migración del campo a la ciudad ahora volverá a ser al revés. Las personas nos damos cuenta que podemos vivir con menos, y decidimos mirar otras opciones.
- ¿Es posible y beneficioso promover que más gente vaya a vivir y trabajar en regiones? ¿No están las regiones preparadas para recibir más personas?
- Existe un programa estatal de descentralización enfocado en los servicios. Dar más autonomía a los gobiernos regionales, es un punto de partida. Con eso, se profundizan las confianzas en que los que conocen el territorio pueden resolver problemas con soluciones más certeras.
La ventaja es que hoy probamos los sistemas digitales y sabemos que no todos tienen que asistir a una oficina todos los días.
- ¿Hay casos de planificación urbana o de transporte público en el mundo que podríamos mirar para buscar soluciones?
- Vuelvo al tema de los ritmos. Es un asunto cultural y quizás es difícil aplicarlo, pero en Alemania el tren o el bus pasa a las 5.05 pm y la gente llega cinco minutos antes a esperarlo, porque sabe que es verdad que va a pasar a esa hora. Hoy nosotros pusimos a prueba la espera, las colas, planificar las salidas a comprar, o sea se puede autoplanificar.
También en Europa, respetan las especies nativas y ya se dieron cuenta que hay que aumentar la diversidad en las ciudades y, por otro lado, transmiten más responsabilidades a los habitantes, que tienen entregar la basura ya dividida para el reciclaje, por ejemplo.
Está, además, la planificación, la famosa ciudad de los 15 minutos, que se discute en Francia, que finalmente es optar por los microcentros urbanos. Eso es una solución concreta, dotar de servicios y equipamientos a escala barrial. Es algo que esta consensuado que es positivo.