Consumos rebajados, cambio de ocho marchas más suave y eficiente, transmisión, suspensiones y frenos mejorados, equipamiento aumentado en valor sobre el del modelo actual de cerca de un 50% y unos interiores rediseñados lo diferencian del modelo actual del Grand Cherokee.
Sin embargo, Jeep asegura que el incremento de precio será de sólo un 5%, lo que coloca el precio de entrada en unos 53.000 euros (unos $33,7 millones) en Europa.
La gama comprenderá cuatro variantes. Las denominadas Laredo y Overland podrán equipar el motor diésel de seis cilindros en V y tres litros que desarrolla 250 caballos, que los gasolina V-6 de 3,6 litros y 286 caballos y V-8 de 5,7 litros con 352 caballos. La Summit, que hasta ahora no existía, se ofrece sólo con estos dos últimos motores de gasolina y un equipamiento de lujo. Finalmente, la SRT es la más deportiva, la más adaptada a carreteras asfaltadas, y lleva en exclusiva el motor V-8 Hemi de 6,4 litros con 468 caballos.
Aunque las líneas básicas del auto no han cambiado respecto al modelo original de 2010, los nuevos grupos ópticos delanteros y traseros, así como los retoques en su presentación con tomas de aire y escapes, la dan un aspecto más moderno y atractivo.
Pero sobre todo es el interior donde se aprecia el cambio con una presentación cuidada, que transmite calidad aunque algunos plásticos sean duros. La habitabilidad es muy buena en las cuatro (pueden ser cinco) plazas, sin embargo, sorprende que el maletero sea menos amplio de lo que se podría esperar.
Durante la presentación se pudo conducir, durante unos 120 kilómetros, una versión diésel con acabado Overland y una SRT. El motor resulta suficiente para mover el coche que es incluso más ligero que alguno de sus directos competidores, más caros.
El nuevo cambio de ocho marchas se hace notar por su suavidad en los cambios, al margen de que también contribuye a unos consumos asumibles.
Concretamente, el ordenador del coche señaló 8,5 litros a los 100 kilómetros de media después del recorrido, con algunos tramos de autopista recorridos a velocidades entre 140 y 160 kilómetros por hora. El comportamiento del auto es bueno, aunque se aprecian ciertos tambaleos en curva debido al largo recorrido de las suspensiones que le aseguran un excelente comportamiento todoterreno.
Por cierto que Jeep ha incrementado las posibilidades de adaptar la tracción a las condiciones del piso. Se puede elegir entre Arena, Barro, posición Auto, en la que reconoce la capacidad de tracción y se adapta ella, Nieve y Rocas.
Además, adapta la altura del coche en función de la velocidad y las condiciones del piso. Todos estos dispositivos se encuentran también en el SRT, pero las suspensiones de esta versión han sido adaptadas a ofrecer el mejor comportamiento posible en asfalto.
La conducción se hace más precisa, sin bamboleos, pero en paralelo el coche pierde capacidades todoterreno al quedar limitado el recorrido de sus suspensiones y calzar neumáticos más anchos y de perfil 45, demasiado bajos para salir del asfalto. Pero eso puede tener sentido si se tiene en cuenta que un 80% de los compradores de coches todoterreno no tienen el menor interés en abandonar el asfalto.
En lo que se refiere al motor, los 468 caballos lo convierten en un auténtico deportivo cuyo consumo, en una conducción más moderada que con la versión diésel, subió a 9,7 litros a los 100 kilómetros.
A señalar, que los frenos son eficaces tanto en el Overland como en el SRT.