El virus saca cada vez más repartidores a las calles
El Covid-19 ha golpeado todos los patrones de consumo. Con el cierre del comercio y los restaurantes, el delivery se ha convertido en la única manera para que el sector pueda seguir funcionando.
- T+
- T-
Roberto Gallardo (26) casi no para en todo el día. Cada tanto revisa su teléfono. Una vibración le avisa si tiene un pedido y que debe ponerse la mochila cuadrada para subir a su bicicleta y partir. Al igual que miles de personas, él es uno de los repartidores de las aplicaciones de delivery, que tras el endurecimiento de las medidas de seguridad sanitaria, producto del coronavirus, se han convertido en la única manera que tienen algunas empresas para seguir funcionando, mientras la gente confinada en sus casas continúa comprando.
Luego de que su mamá quedara cesante producto del cierre del negocio donde trabajaba por la cuarentena, él se convirtió en la única fuente de ingresos para su hogar. Por las noches trabaja en otra empresa, vuelve a las seis de la mañana, duerme hasta el mediodía, y luego de almorzar se conecta a la aplicación.
Explosivo crecimiento
Según cifras de las apps de reparto, en las últimas semanas el negocio se ha disparado. La gente que no puede salir de sus casas necesita seguir comprando y las empresas vendiendo. Desde artículos esenciales hasta la recogida de encargos, son cubiertas por este verdadero ejército de ciclistas, motociclistas y automóviles con mochila cuadrada.
En Rappi Chile, el gerente Isaac Cañas comenta que los pedidos solo en esta aplicación aumentaron en un 200% con respecto al mes anterior. "En abril seguimos creciendo día a día y proyectamos por lo menos duplicar sobre las ventas de marzo", comenta.
Al igual que muchas empresas han debido adaptar su trabajo a la modalidad 'homeoffice' por lo que, para poder captar más repartidores y de manera más eficiente apostaron por el proceso de selección en línea. Esta estrategia también fue puesta en marcha por PedidosYa y Uber Eats.
Juan Martín López, gerente general de PedidosYa Chile, explica que aunque no han experimentado alzas significativas en sus pedidos, sí han podido observar un cambio en el comportamiento de sus usuarios, principalmente en los encargos a supermercados que han aumentado notablemente en comparación a los restaurantes, que eran la demanda fuerte antes de la crisis sanitaria.
"En este periodo el número de socios repartidores que se conecta a la plataforma y los pedidos realizados se han mantenido sin variaciones significativas", añade Jordi Suárez, gerente general para el Cono Sur de Uber Eats. Esta empresa, sin embargo, es la única que no trabaja con supermercados, por lo que su apuesta ha sido incorporar a nuevos restaurantes a la plataforma, que por la cuarentena han debido cerrar sus locales y reinventarse para no quebrar.
En este rubro, cuentan los repartidores, incluso hay días en los que los clientes han tenido que reprogramar sus pedidos producto de la gran cantidad de solicitudes.
Ciclistas de la economía
El cierre casi simultáneo de empresas y negocios producto de la crisis sanitaria, ha lanzado a cientos de personas al desempleo. Y las apps de reparto se han convertido en una opción para seguir generando ingresos.
Según comentan los repartidores, cada día las empresas de reparto les envían mensajes recordándoles los resguardos que deben tener. Ahora último se incorporó al protocolo utilizar gel antibacterial, mantener al menos un metro de distancia con los clientes y en algunos casos, dejar el envío en la puerta o un lugar acordado. "Si nos contagiamos, perdemos toda la plata que hemos ganado", dice Gallardo.
El venezolano, Wilder Carrizo (28) es otro repartidor que ahora pasa más horas en la bicicleta.
Antes de que se decretara la cuarentena, era cocinero en un restaurante y repartía en sus tiempos libres. Sin embargo, el restaurante cerró y se vio en la obligación de dedicarse exclusivamente al delivery. Todos los días pedalea unos 9 km desde la calle Portugal hasta el sector oriente donde se concentra la demanda. Algo similar ocurre con Carlos Alberto Zamorano (30), repartidor de Cornershop. Trabaja entre Valparaíso y Viña del Mar. La compra en el supermercado por encargo es hoy su único sustento. Dice que a veces le da miedo salir, por la epidemia. Pero tiene que hacerlo.