El fantasma de una rebaja crediticia seguirá penando en Chile en 2024
Analistas anticipan que el país sufrirá una baja en su perspectiva crediticia o derechamente en su calificación.
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El fin del proceso constitucional, las esperadas bajas en las tasas de interés y el rebote de la economía apuntan a un mejor escenario para Chile en 2024. Sin embargo, aún quedaría otro coletazo económico para el próximo año.
La totalidad de catorce analistas y operadores de renta fija en Chile encuestados por Bloomberg News prevén que el país sufrirá una baja en su perspectiva crediticia o derechamente en su calificación en algún momento del próximo año. El culpable: la creciente relación deuda pública a producto.
“Como están las cosas, persistiría la presión a la baja sobre la calificación de riesgo soberano, primero con ajustes a las perspectivas y luego, con el tiempo, ajustes de calificación negativas”, dijo Andrés Pérez, economista jefe para América Latina del Banco Itaú. “Fitch probablemente revise las perspectivas en el corto plazo”.
Hasta ahora, los bonos chilenos han despuntado. Entre enero y el 6 de diciembre el spread de tasas de los bonos soberanos chilenos en dólares se estrechó en 38 puntos básicos. Esta contracción, gracias a la menor inflación y gasto fiscal, fue la mayor de cualquier país con calificación A, según datos compilados por Bloomberg. Una rebaja colocaría este outperformance en riesgo.
El cambio en los diferenciales de las tasas de los bonos chilenos está en verde, mientras que las otras naciones incluyen Polonia (naranja), Malasia (verde claro), China (amarillo), Arabia Saudita (rojo) y Kuwait (azul oscuro).
Moody’s y Fitch tienen a Chile con perspectivas estables y sus calificaciones están a cuatro niveles por encima del equivalente a grado especulativo. S&P califica al país un nivel superior, en A, pero asignó una perspectiva negativa en octubre citando riesgos políticos.
“Obviamente un downgrade pone presión al alza en los spreads que se operan los bonos soberanos a nivel global”, dijo Sebastián Ide, gerente de la mesa de dinero del Banco de Chile.
La carga de deuda de Chile ha estado en una fuerte tendencia alcista. En el segundo trimestre de este año llegó al 37,2% del PIB, más del doble que hace 10 años. El presupuesto del próximo año prevé que el déficit fiscal bajará al 1,9% del PIB en comparación con el 2,3% previsto para este año. El problema es que muchos no confían en esas metas.
“El incremento en el gasto en la ley de presupuesto de 2024 está en el límite de lo prudente”, afirmó Pérez. “Pensando en el mediano plazo, la estabilización de la deuda pública por debajo del 45% del PIB va a requerir una limitación del crecimiento del gasto significativa hacia adelante, por debajo del 5,5% promedio anual visto entre 2010 y 2019”.
Por su parte, el Gobierno prevé que la deuda bruta y el déficit se estabilizarán a partir de 2025, con una relación deuda-PIB del 41%.
¿Demasiado optimista?
Hermann González, coordinador macroeconómico del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica, califica esas metas como “poco probables”, ya que se basan en proyecciones de crecimiento superiores al consenso del mercado.
Los cálculos de déficit consideran una expansión económica del 2,5%, frente al 2% previsto más recientemente en una encuesta de Bloomberg.
“Vamos a mantener déficit, vamos a seguir aumentando el nivel de deuda y las proyecciones de crecimiento económico son bien débiles”, afirmó González. “Por lo tanto, significa menos ingresos y mayor presión sobre las cuentas públicas si el PIB no crece tanto como espera el Gobierno”.
En el tercer trimestre el PIB de Chile creció un 0,6% respecto al año anterior, su primer resultado positivo en 12 meses. Pero el Imacec de octubre mostró una contracción del 0,1% frente al mes anterior, una señal de lo inestable que está la recuperación del país.
Riesgos políticos
La incertidumbre política también pesa sobre el mercado. Los chilenos acudirán a las urnas el 17 de diciembre para votar una segunda propuesta para cambiar la Constitución. El boceto anterior fue rechazado en un referéndum en septiembre del año pasado.
Si la gente vota en contra de las propuestas, el Gobierno ha indicado que no impulsará un tercer intento.
El fin del debate podría allanar el camino para que el Gobierno trabaje en lograr su anhelada reforma de pensiones.
“Hemos estado discutiendo una reforma de pensiones hace tres Gobiernos y no hemos logrado un avance significativo en ello”, dijo Pérez de Itaú. “Se ha vuelto cada vez más difícil generar consenso basado en criterios técnicos, lo que genera obstáculos para nuestra calificación de riesgo”.
En un foro la semana pasada, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, dijo que S&P ha anunciado que si no se resuelve el impasse político, bajarán la calificación de Chile. Pero Marcel agregó que el reciente acuerdo sobre el royalty minero en el Congreso es prueba de que es posible llegar a acuerdos sobre reformas más fundamentales.
“Entonces, aquí claramente tenemos un desafío”, dijo Marcel. “¿Es un desafío inabordable? Creo que no”.