La bolsa nacional, representada por el índice S&P IPSA ha tenido un duro inicio de año, después difíciles años 2018 y 2019. Desde el máximo histórico que marcó sobre los 5.800 puntos a finales de enero del año antepasado, no ha logrado repuntar.
Ayer anotó una baja de 1,56% que lo dejó en 4.361,41 puntos, su menor nivel desde finales de febrero de 2017. Con esto, acumula una baja de más de 25% respecto a su peak histórico, perdiendo un cuarto de su valor en poco más de dos años.
Los factores de presión para las acciones locales han sido nacionales e internacionales, con la demora de reformas económicas clave y el conflicto social por el lado interno y la guerra comercial, la caída del precio del cobre y el coronavirus entre los factores externos.
Corrección global
Ayer los resultados negativos del IPSA acompañaron a las mayores plazas bursátiles del mundo. En Wall Street, el Dow Jones y el S&P 500 cayeron más de 3%, mientras que el Nasdaq compuesto cedió 2,77%.
En América Latina, la tendencia se replicó. México vio su benchmark IPC contraerse 1,76% tras publicar decepcionantes datos macroeconómicos (ver nota de la página 19), mientras que la rueda peruana cayó 1,80% y la colombiana se depreció 0,63%.
Por su parte, las mayores plazas bursátiles de Europa volvieron a caer en bloque, con pérdidas en torno al 2%.
Japón, que ayer advirtió de la rapidez del contagio del coronavirus en la isla, lideró las bajas en Asia, con una caída de 3,34%, aunque las acciones en China anotaron una baja moderada de 0,22%, y Hong Kong logró subir 0,27%.
En las últimas jornadas ha crecido la preocupación en torno a la expansión internacional de la enfermedad originada en Wuhan, que antes parecía contenida en China. Con una fuerte presencia en países como Italia, Corea del Sur e Irán, las ansiedades sobre el impacto que el coronavirus afecte en la dinámica económica global, no sólo a través de su impacto en China, mantiene a los inversionistas nerviosos.