Larry Fink y crisis de SVB: "Se trata de un clásico desajuste entre activos y pasivos"
En su carta anual dirigida a los inversionistas de la firma, el CEO de Blackrock aseguró que la crisis bancaria desatada en la última semana en Estados Unidos se originó en el endurecimiento de las tasas de la Reserva Federal y la agresiva política fiscal, medidas preventivas establecidas post crisis de 2008.
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Wall Street aún intenta descifrar el futuro tras la estrepitosa caída de Silicon Valley Bank (SVB). Y si bien a inicios de semana los ánimos eran más optimistas, el CEO de BlackRock, Larry Fink, auguró coletazos para el mercado.
En su carta anual dirigida a los inversionistas de la firma, aseguró que la crisis bancaria desatada en la última semana en Estados Unidos se originó en el endurecimiento de las tasas de la Reserva Federal y la agresiva política fiscal, medidas preventivas establecidas post crisis de 2008.
“Como resultado de estas políticas, hemos visto cómo la inflación subía bruscamente hasta niveles no vistos desde la década de 1980. Para luchar contra esta inflación, la Reserva Federal subió los tipos el año pasado casi 500 puntos básicos”, explicó.
Subrayó que el mercado de bonos cayó un 15% durante el año pasado. “Este es uno de los precios que ya estamos pagando por años de dinero fácil, y ha sido la primera ficha del dominó en caer”, reflexionó.
Este efecto se sintió con fuerza en California. “La semana pasada asistimos a la mayor quiebra bancaria en más de 15 años, cuando los reguladores federales embargaron el Silicon Valley Bank. Se trata de un clásico desajuste entre activos y pasivos”, sostuvo Fink.
Y a pesar de que sería “demasiado pronto para saber el alcance de los daños”, estimó, el CEO de BlackRock se preguntó sobre el siguiente paso: “¿Serán los desajustes entre activos y pasivos la segunda ficha del dominó en caer?”.
Para el ejecutivo, la respuesta está en los textos de historia. “Los anteriores ciclos de endurecimiento han desembocado a menudo en espectaculares catástrofes financieras, como la crisis de las cajas de ahorros y los préstamos de los años ochenta y principios de los noventa”, advirtió.
Esta última es la que más subrayó, ya que “se trató de una ‘crisis lenta’, que no cesó”. “Al final duró cerca de una década y más de mil entidades de crédito quebraron”, recordó.
Con todo, puntualizó que “aún no sabemos si las consecuencias del dinero fácil y de los cambios normativos se extenderán en cascada por todo el sector bancario regional estadounidense (de forma similar a la crisis de S&L), con más embargos y cierres por venir”.
Pero sí ve efectos favorables para la bolsa: como los bancos serán más prudentes con sus créditos -y los solicitantes con sus depósitos-, “muchas empresas mirarán más al mercado de capitales para financiarse”, anticipó.
“Me imagino que muchos directores financieros de las empresas consideran hoy la posibilidad de retirar sus depósitos para reducir incluso el riesgo crediticio cuando el mercado cierra”, añadió en profundidad.
Desajuste de liquidez
La tercera ficha en caer, entonces, estaría en un desajuste de liquidez en los mercados, luego de que los años del dinero barato llevaran a los inversionistas a “incrementar su exposición en inversiones ilíquidas”. “Ahora hay un riesgo de liquidez para los propietarios de estos activos, especialmente en el caso de aquellos que estén más apalancados”, previno Fink.
Esto, con la lucha entre la Reserva Federal y los precios como telón de fondo, lo que se traduciría en continuar la subida en sus tasas de interés. “Aunque el sistema financiero es claramente más fuerte que en 2008, las herramientas fiscales y monetarias a disposición de gobiernos y reguladores para afrontar la actual crisis son limitadas”, concluyó.