La travesía de Flavia Torrent, quien pasó de hornear granola en su casa a exportar a Dubai

La idea era simple: hornear una granola saludable, sin azúcar añadida, aditivos ni preservantes. La meta, eso sí, era ambiciosa, quería exportar porque sabía que en algún momento el mercado chileno le quedaría chico. Hoy Flavia Torrent, fundadora de Granolín, está cada vez más cerca del objetivo. En junio inaugurará su primera fábrica, la que tuvo una inversión de casi US$ 500 mil, y sus productos llegan a Dubai, se empezarán a vender en Estados Unidos y se apronta a ingresar a México, China y Europa.

La historia de Granolín parte en la casa de Torrent, cuando su mamá le regaló unos envases de plástico con la etiqueta “producto artesanal”, para incentivarla a vender la granola que ella misma se horneaba en la cocina. “Salí a vender a la calle con un canasto”, recuerda sonriendo. También le vendía a sus amigos y conocidos.

“No solo vamos a producir productos propios, sino que vamos a ofrecer un servicio de maquila con los estándares que tiene Granolín, a nivel de certificaciones, procesos, productos y personal, y eso me permitirá hacer caja y pagar esta tremenda inversión”.

La relación de Torrent con la comida saludable nació un par de años antes. De profesión ingeniera comercial, trabajó tres años y medio como azafata en Latam. Luego estuvo un poco más de un año como analista financiera de la aerolínea, pero se dio cuenta de que su falta de inglés le estaba cerrando la puerta para ascender a otros cargos. Decidió entonces salir a estudiar al extranjero y se quedó tres años en Oceanía y el Sudeste Asiático. Fue en un café de Australia donde conoció el proceso de elaboración de la granola, ya que todos los días debía hornear la que se ocuparía al día siguiente.

Al regresar a Chile no quiso buscar trabajo como comercial. Además, tras el viaje estaba mucho más consciente del cuidado nutricional, y se dio cuenta que la mayoría de los cereales que vendían en los supermercados tenían sodio, azúcar, aditivos y endulzantes. Su solución fue hacer granola de forma casera. Y fue entonces cuando apareció su mamá. 

“Uno de mis sueños al llegar a Chile era traspasar todo el know-how que había aprendido, porque me di cuenta que el nivel de obesidad acá en Chile era tremendo. Uno tampoco se preocupa de leer el etiquetado nutricional, se come lo que sea, y dije ‘algo tengo que hacer con todo esto que aprendí, generar un cambio y aportar’”, afirma.

Vio que había interés en el producto, así es que consiguió un trabajo para conseguir ahorros que le permitieran hacer crecer su emprendimiento. Cuando en 2019 la empresa de su papá quebró y él cayó en depresión, decidió dar el salto. Renunció a su trabajo, vendió los departamentos que había comprado como inversión cuando era azafata para usarlos como capital y le propuso a su papá sumarse al proyecto. Él horneaba y ella vendía. Probó nuevas recetas, probó empaques y empezó a participar en ferias.

“Mi mayor orgullo es ver que mi papá sea parte de mi equipo, le cambió la vida, este es su nieto. Él anda en el Granolín móvil, haciendo los despachos”, comenta.

Expandiendo fronteras

Postuló a diversas iniciativas de ProChile, a dónde golpeó la puerta desde que inició su emprendimiento. Pero nada resultaba. Después de muchos intentos, ganó un concurso para una prospección de mercado en México, de Mujer Exporta. “Al ver la respuesta afuera, de tanto interés por mi producto, fue como si me hubieran quitado una venda de los ojos”.

Fue justo antes de la pandemia, y cerró contrato con una cadena mexicana, lo que no prosperó por la situación sanitaria mundial. “Después de esa misión comercial, en la que ProChile vio el resultado que tuvimos, empezaron a invitarme a todo. Para mí ha sido clave la participación de ProChile y el programa Mujer Exporta, porque no solamente te da oportunidades, sino que te va abriendo redes de contacto y colaboración”.

ProChile también la ayudó con su primera exportación a Dubai, mercado en el que debutó en septiembre. Y ganó un cupo para asistir a la ExpoDubai, donde logró acuerdos para, desde ese emirato, expandirse a todo el Medio Oriente.

En junio viajará a México a reunirse con tres potenciales representantes. “Más que importadores, estoy buscando representantes de la marca en el mercado. Quiero tener una relación súper directa y que ellos comuniquen qué es mi marca, no llegar y vender”.

Ese modelo es el que quiere replicar. Tiene un representante en China, BDP Foods, y en dos semanas debe mandar las muestras finales. En EEUU venderá a través de Amazon. Está creando el usuario y cargando los productos en la plataforma, y en un mes realizará el primer envío. Europa es el próximo desafío.

Los ingresos que obtiene de la venta de sus productos los ha invertido en infraestructura y mano de obra, mientras que los recursos entregados por ProChile y Corfo los ha utilizado para expandirse a nuevos mercados y a la investigación y desarrollo necesaria para llegar a esos destinos. Por ejemplo, trabajó con un laboratorio de biotecnología para desarrollar un recubrimiento que le permite expandir la vida útil de la granola a dos años, ya que el envío a Europa y Dubai es lento y quedaba fuera de los plazos de vida útil requeridos una vez que el producto está en las góndolas.

Crecimiento en Chile

La inauguración de su fábrica le permitirá pasar de producir entre 5 y 10 toneladas, a 80. “No solo vamos a producir productos propios, sino que vamos a ofrecer un servicio de maquila con los estándares que tiene Granolín, a nivel de certificaciones, procesos, productos y personal, y eso me permitirá hacer caja y pagar esta tremenda inversión”.

En Chile está en tiendas, emporios saludables, cafeterías y restaurantes. Cerró contrato con SMU y Tottus, y a Walmart ingresará con condiciones preferentes de PYME. Pero el futuro lo visualiza en el sector corporativo. Hace poco recibió una orden de compra de un grupo vitivinícola y en junio participará en Exponor, donde presentará un nuevo producto, “snack mining”, ideado especialmente para mineros.