El Departamento del Tesoro aseguró hoy
que está preparado para salir al rescate de la industria automotriz,
y evitar su derrumbe, después de que el plan de ayuda que impulsaba
el Congreso fracasó ayer en el Senado.
"Dado que el Congreso no actuó, estamos listos para impedir un
derrumbe inmediato hasta que el Congreso inicie su nuevo período (de
sesiones) y actúe para ocuparse de la viabilidad de la industria a
largo plazo", dijo la portavoz del Tesoro, Brooklyn McLaughlin.
El Tesoro explicó que intervendrá con préstamos destinados a
General Motors, Ford y Chrysler hasta que el Congreso tenga tiempo
para considerar un plan de socorro de largo plazo el año próximo.
También hoy, la Casa Blanca sugirió que podría echar mano del
plan de rescate del sector financiero de US$700.000 millones
para ayudar a las compañías automovilísticas, algo a lo que se había
negado hasta ahora.
El Gobierno había defendido que debía ser el Congreso el que
elaborara un plan de rescate diferente del que se aprobó en octubre
para la industria financiera de Wall Street.
Por tanto, los demócratas del Congreso impulsaron un plan,
consensuado con la Casa Blanca, para dar asistencia financiera a los
"Tres Grandes de Detroit" (General Motors, Chrysler y, en menor
medida, Ford) por un importe de US$ 14.000 millones.
El plan entró anoche en vía muerta en el Senado, debido a la
férrea oposición de algunos republicanos.
Si no se interviene, ello deja a General Motors y a Chrysler
abocadas a la suspensión de pagos y la bancarrota, una situación
que, según todos los analistas, el Gobierno no puede consentir,
porque generaría una reacción en cadena en las industrias auxiliares
y profundizaría la grave recesión que vive el país.
"Nadie compra un coche de una empresa en bancarrota, porque no le
pueden asegurar que le darán servicio durante los próximos tres o
cinco años", dijo hoy un analista a la cadena CNBC, para explicar
cómo la suspensión de pagos sería desastrosa para el sector.