El mercado ha visto ayer el vaso medio lleno en los resultados de Santander. A pesar de la caída del beneficio atribuido, de casi el 32%, la entidad ha presentado buenas cifras en su negocio ordinario y de capital.
De esta forma, el grupo presidido por Ana Botín ha aguantado las turbulencias provocadas por el Brexit y por la recesión brasileña con una caída del beneficio sin extraordinarios de apenas el 4,3%, al obtener 3.280 millones de euros, frente a los 3.426 millones del año pasado.
La fotografía empeora teniendo en cuenta que en el primer semestre de 2015 tuvo extraordinarios positivos por un juicio ganado en Brasil –de 835 millones– y éste, en cambio, se apunta minusvalías de 368 millones de euros: 475 millones por la reestructuración en Santander España y servicios centrales; 120 millones de aportación al Fondo de Resolución; que se compensan con los 227 millones obtenidos con la venta de VISA Europe.
El capital también ha sorprendido favorablemente al mercado, al situarse en el 10,36% el fully loaded (de máxima calidad), dentro del objetivo del grupo de superar el 11% en 2018.
Sin tener en cuenta la evolución negativa de las divisas latinoamericanas y de la libra el beneficio del grupo español hubiera escalado 9%
Frenazo en Brasil y Reino Unido
Aun así, la realidad es que sus dos principales motores de beneficios, Reino Unido y Brasil, han visto frenado su rendimiento por las turbulencias económicas y de los mercados.
En el caso de Reino Unido han impactado la depreciación de la libra y el nuevo impuesto a los bancos que entró en vigor este año, del 8%. En total, el beneficio se reduce un 17%.
En Brasil, el resultado se contrae un 15%, aunque excluyendo el efecto del real brasileño las cuentas mejoran a ritmos del 5%. Otra mala noticia es la morosidad, que subió por encima del 6% tras escalar en casi un punto porcentual en el último año.
Frente a estas geografías, ganan peso en la cuenta de resultados de Santander tanto el negocio bancario español como Santander Consumer Finance.