El Parlamento Europeo (PE)
rechazó hoy con una holgada mayoría absoluta la ampliación de la
jornada laboral hasta un máximo de 65 horas semanales, el límite que
acordaron los gobiernos europeos en la revisión de la directiva
comunitaria sobre el tiempo de trabajo.
El "no" de la Eurocámara a la posibilidad de ampliar la jornada
laboral fue sorprendentemente claro a tenor de los pronósticos que
hacían antes de la votación los propios diputados, muy divididos
sobre la medida, y forzará a los Estados miembros a negociar un
nuevo texto con el PE.
Finalmente, 421 parlamentarios del total de 785 que forman el
hemiciclo apoyaron la eliminación en un plazo de tres años del
llamado "opt-out", la cláusula que permite que, en caso de acuerdo
entre el empresario y el trabajador, éste supere el límite de las 48
horas por semana.
La postura del PE es, por tanto, totalmente opuesta a la de los
países de la UE, que habían pactado -con la negativa de España y
Grecia- convertir esa excepción temporal obtenida por el Reino Unido
en una opción definitiva para permitir a los trabajadores alargar
sus jornadas hasta un máximo de 60 ó 65 horas semanales, según los
casos.
Esos límites estarían calculados como media sobre un periodo de
tres meses, por lo que en una semana en concreto sería posible
superarlos ampliamente.
La jornada de hasta 65 horas contaba con la oposición frontal de
los sindicatos europeos, que ayer se manifestaron en Estrasburgo
(Francia) para evitar la aprobación de la que algunos llamaron
"directiva de la esclavitud" y que hoy expresaron su "satisfacción"
por la respuesta del Parlamento.
"Esto no es un contratiempo para los Estados, es una opción para
rectificar una decisión equivocada", dijo inmediatamente después de
la aprobación de su informe el ponente del texto y principal rostro
de la oposición a la directiva en la Eurocámara, el español
Alejandro Cercas (PSOE).
El parlamentario, exultante, aseguró que hoy el Parlamento ha
demostrado que "no es sordo ni mudo" y que "escucha cuando hay
reclamaciones justas".
Además, más de 500 de los 785 eurodiputados se opusieron también
a las disposiciones que afectaban a los profesionales del sector
sanitario, y que pretendían que los periodos inactivos de las
guardias médicas -los momentos en los que no se está atendiendo
pacientes- dejasen de ser considerados como tiempo de trabajo.
Este punto fue una de las razones que llevaron a los gobiernos a
reformar la legislación, pues varias sentencias de la Justicia
europea han dictaminado que todas las guardias deben contarse como
tiempo trabajado, lo que coloca a muchos países en situación
irregular y, según ellos, pone en peligro los sistemas de sanidad.
Entre las propuestas que la Eurocámara ha aprobado para dar más
flexibilidad a los empresarios figura, por ejemplo, la de elevar de
4 a 12 meses el periodo de referencia que se usa para calcular la
jornada semanal de 48 horas, que puede superarse siempre que se
compense con periodos de menos carga a lo largo del año.
De no lograrse el acuerdo entre las instituciones, la reforma del
tiempo de trabajo podría decaer y seguiría en vigor la actual
directiva "provisional" aprobada en 1993 por los gobiernos y que la
Eurocámara quiere reformar desde hace años.