Tony Mullen podría ser uno de los estudiantes que recorre el camino más largo cada vez que tiene que ir a clases. Cada mes, el jefe de operaciones de Events Management Queensland, con sede en Australia, completa un viaje ida y vuelta de 20.000 millas para asistir a un programa de MBA ejecutivo en la Judge Business School de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
Los programas EMBA (MBA para ejecutivos), basados en clases durante un fin de semana al mes y módulos online, están atrayendo a muchos más candidatos radicados en el extranjero. Mullen es uno de un creciente ejército de estudiantes de MBA que están dispuestos a viajar distancias increíbles para estudiar en la escuela de negocios de su elección.
"Para mí, tomar un avión es como tomar un tren, es parte del acuerdo", dice Mullen.
"Tengo un compañero que viaja desde Malasia y en la clase también hay estudiantes procedentes de Ucrania, Rusia, Francia e Irlanda", afirma. Alrededor de un tercio de su clase viaja desde el extranjero para asistir a clases, añade. "Había un señor de Sydney que cursó el programa del año pasado y hablé con él antes de inscribirme para obtener consejos sobre la gestión de los viajes".
Flexibilidad
El EMBA de Judge es impartido durante 16 fines de semana y cuatro bloques de una semana durante un período de 20 meses. El formato está diseñado para adaptarse a ejecutivos ocupados con duros horarios de trabajo, y el curso está estructurado para complementar las responsabilidades existentes de los estudiantes en sus puestos de trabajo.
"Salgo de Cambridge en un vuelo a las 01:00 horas del jueves por la madrugada. Duermo durante las primeras seis o siete horas y luego trabajo durante doce horas seguidas en el avión", dice Mullen. El ejecutivo estima que durante el transcurso de su programa de MBA pasará al menos 960 horas o 40 días montado sobre un avión. Pero al viajar para estudiar durante el fin de semana, dice que no tiene que perder mucho trabajo.
Marca global
"Asistir al curso es una oportunidad única en la vida", dijo Mullen. "Lo elegí por la calidad del programa, la diversidad de los compañeros, redes de contactos futuras, académicos de talla mundial y el valor global de la Universidad de Cambridge".
Mullen cree que un programa EMBA le ayudaría a desarrollar habilidades que beneficiarían a su actual compañía y mejorarían sus perspectivas de futuro.
Padre de gemelos de siete años, Mullen reconoce el sacrificio que implica en términos del tiempo que pasa alejado de su familia pero dice que se esfuerza mucho para mantener un balance entre el trabajo y vida personal.
"Mi esposa y yo hablamos sobre el curso en detalle antes de inscribirme", dice. "Me aseguré de tener tiempo de calidad con la familia y me tomo algún tiempo libre para hacer trabajos voluntarios en el colegio de mis hijos una vez a la semana".
Costo financiero
Mantenerse en forma es importante, añade, dado los extensos vuelos a Reino Unido y el efecto del "jet lag". Intenta empezar cada día con 10 kilómetros de trote por la mañana en las playas de Queensland.
El costo de su programa EMBA y del viaje asociado es de alrededor de 140.000 dólares australianos (US$ 113.722), fue una consideración más a fondo.
"Aunque puedes encontrar que algunos programas son más baratos, hay muchos, muchos más que exceden enormemente el costo del programa en la Universidad de Cambridge", afirma.
"Veo el programa como una inversión para el futuro y ya estoy viendo dividendos en términos de implementación en el trabajo de las ideas recogidas en mi curso", asegura.
Con el tiempo, Mullen espera que el EMBA le ayude a alcanzar el nivel de director ejecutivo y miembro del directorio. Un beneficio extra es que para el momento que su programa acabe, habrá reunido más de 400 mil millas de pasajero frecuente. Sin embargo, que pueda soportar tomar otro vuelo de larga distancia es otro tema distinto.