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Por qué la teoría de los súper ciclos de los commodities era un mito

Por: | Publicado: Viernes 4 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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En 1980, el economista Julian Simon desafió al biólogo Paul Ehrlich a una apuesta de que los precios de cinco metales a su elección serían menores en diez años. Ganó, y probó su argumento: en el largo plazo, el progreso tecnológico significa que es probable que los precios de los commodities bajen en términos reales.

Desde principios de los 2000, muchos inversionistas olvidaron esa lección. La idea de que hay "súper ciclos" que se extienden por décadas en los precios de los commodities tiene algo de respetabilidad: un paper de 2012 de Bilge Erten, de Naciones Unidas, y José Antonio Ocampo, de la Universidad de Columbia, encontró evidencia de cuatro de esos ciclos durante el período 1865-2009.

Pero en la forma corrupta que se hizo popular en los 2000, el concepto ganó una aceptación menos honorable, como una historia de que los commodities eran una apuesta al alza.

Con el petróleo cayendo 57% respecto de su peak en junio de 2014, y el cobre y el mineral de hierro bajando 50% y 70%, respectivamente, desde sus máximos a principios de 2011, se ha hecho claro que la historia era profundamente engañosa. Exista o no el súper ciclo, el antiguo ciclo regular definitivamente existe, y no es muy súper.

El tiempo lo es todo. Usando diferentes períodos y diferentes metales, Ehrlich podría haber ganado la apuesta a Simon. Alguien confiado en la habilidad del petróleo de satisfacer la creciente demanda parecía habría parecido ingenuo cuando los precios subieron desde US$ 10 el barril en 1999 a US$ 140 en 2008. El petróleo, mineral de hierro y cobre siguen muy por encima de sus niveles en 2002-2003.

Los últimos cinco años han dado un golpe fatal a la popularizada versión del súper ciclo: la inexorable demanda creciente en las economías emergentes y la oferta restringida de muchos commodities inevitablemente colocaría a los precios en una tendencia al alza. Con China enfrentando un futuro de menor crecimiento que en las últimas dos décadas, y probablemente un cambio desde el gasto de inversión en recursos hacia el consumo, los supuestos de un sólido crecimiento de largo plazo en la demanda ha quedado en entredicho.

En el lado de la oferta, las limitaciones han sido mucho más débiles de lo muchos suponían. El petróleo era considerado como el commodity en el que sería más difícil aumentar la producción. Pero los altos precios crearon un incentivo para que los perforadores en Estados Unidos aplicaran su ingenuidad en esquistos que antes no eran comerciales, y alcanzaron avances técnicos que provocaron un aumento en la producción.

Para una economía mundial que parece tambaleante, una caída de los commodities es una señal preocupante. La resaca de la desinversión de las empresas de recursos naturales, en términos de recortes de empleos, gasto de capital y posiblemente dividendos, será un lastre para el crecimiento. Sin embargo, tiene un lado positivo. La expectativa de Ehrlich de precios crecientes estaba enraizada en las expectativas de escasez y su creencia de que el crecimiento de la población global tendría consecuencias devastadoras.

La visión de Simon era que los recursos naturales era, por razones prácticas, inagotables. Dadas las señales del mercado cuando emerge la escasez, aseguró, las personas siempre serían capaces de aumentar la oferta y reducir la demanda.

Ha sido un largo debate entre economistas y medioambientalistas, que siempre han ganado los economistas. Eso no significa que los mercados de commodities nunca se vuelvan a ajustar. El error fue creer que un conjunto de condiciones del mercado de corta data duraría indefinidamente. Nada es permanente en los mercados de commodities. Pero la caída de los precios de los commodities es un recordatorio de que, como tituló Simon en su libro de 1981, la inspiración humana es "el último recurso".

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