Seis meses después de que aviones estadounidenses comenzaran a bombardear militantes yihadistas en Irak y Siria, el presidente Barack Obama está haciendo una apuesta política pidiendo al Congreso que apruebe la operación militar.
La Casa Blanca envió ayer al Congreso una nueva resolución de poderes de guerra para autorizar una "limitada" campaña militar contra el Estado Islámico en Irak y el Levante (o Isis) para los próximos tres años. Es la primera vez desde 2002 que una administración pide al Congreso votar respecto a la lucha contra los terroristas yihadistas.
En un momento en que la Casa Blanca también está debatiendo si enviar armas a Ucrania, el gobierno espera que un fuerte voto bipartidista en el Congreso proporcione un mayor apoyo a una campaña militar en Irak y Siria que se espera dure varios años y que podría convertirse rápidamente en políticamente impopular. Sin embargo, el riesgo es que la propuesta pueda ser contraproducente porque no satisface ni a los republicanos, que quieren una estrategia más agresiva en contra de Isis, ni a los demócratas, que están profundamente recelosos ante un nuevo compromiso sin fecha de término a una guerra contra el terrorismo islámico.
Incluso algunos en el Congreso que son fuertes defensores de la operación militar temen que la nueva resolución se estanque en la lucha política partidista dañando la credibilidad de Estados Unidos.
"Me preocupa mucho", dijo John McCain, republicano por Arizona que preside el comité de servicios armados del Senado.
En un intento por responder a las preocupaciones en el Congreso, la administración ha escrito un texto de la resolución que es al mismo tiempo amplio y estrecho. Aunque las operaciones contra Isis se han desarrollado hasta ahora en Irak y Siria, la resolución no pone límites geográficos en la lucha contra Isis o lo que llama "personas o fuerzas asociadas", una frase que se ha utilizado en el pasado para justificar otras operaciones antiterroristas.
Sin embargo, al mismo tiempo, la resolución apela al próximo presidente a volver a Congreso en un plazo de tres años para justificar o cambiar la campaña militar y prohibir al Ejército de EEUU realizar lo que denomina "operaciones de combate en tierra ofensiva perdurables".
Cuando el debate arranque en el Congreso, el tema más controversial será el uso potencial de las tropas terrestres de EEUU. Ha habido cierta tensión entre el presidente, que ha prometido varias veces que evitaría el envío de dichas tropas, y el Pentágono, que quiere que personal militar esté presente durante cualquier ofensiva terrestre para reconquistar ciudades del norte Irak.
"Si vamos a derrotar a este enemigo, necesitamos una estrategia militar completa y una autorización robusta, no una que limite nuestras opciones", dijo el portavoz de la Cámara John Boehner. "En lugar de ampliar su autoridad legal para perseguir a Isis, el presidente parece decidido a preguntar al Congreso para restringir aún más la autoridad de los militares para hacer frente a esta amenaza", dijo Kevin McCarthy, el líder de la mayoría en la Cámara.
Sin embargo, varios de los demócratas, que en su mayoría se oponen profundamente al regreso de las tropas estadounidenses a Irak, dijeron que debía haber restricciones más específicas sobre lo que los militares pueden hacer.
Tim Kaine, senador demócrata por Virginia, dijo que la frase adoptada por la administración acerca de "aguantar" las operaciones en tierra era demasiado "vaga y mal definida" y que podría ser utilizada para justificar una amplia participación de las fuerzas estadounidenses.
Financial Times