Cuando Xi Jinping comience una visita de una semana a Estados Unidos hoy en Seattle, el presidente chino recibirá toda la pompa y ceremonia de un importante líder mundial. Entre el estado de Washington y Washington DC, se reunirá con una gran porción de la elite corporativa estadounidense y recibirá un saludo de 21 cañonazos y una cena de estado en la Casa Blanca.
Pero por debajo de la superficie, Xi se encontrará con un EEUU que se muere de ganas de ser más confrontacional con China por temas comerciales y de seguridad. Desde el Pentágono hasta el Departamento de Justicia, la administración de Barack Obama ha estado preparando acciones más duras contra China por el ciber robo de secretos comerciales y por sus esfuerzos por ejercer mayor control en el Mar del Sur de China.
"El mayor desafío en esta visita es que si este tipo de comportamiento chino se mantiene y sólo somos capaces de obtener soluciones parche, ¿en qué punto comenzamos a imponer costos?", se pregunta Michael Green, ex director para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Incluso si la administración Obama no adopta acciones más duras, afirma, las decisiones de Beijing están "imprimiendo lo que la próxima administración piensa sobre China".
"Obama es un presidente débil así es que tendrá que ser duro con Xi esta vez", dice Xiao Lian, presidente del centro de investigación de la economía estadounidense de la Academia China de Ciencias Sociales. "Las comunidades militares y de inteligencia de EEUU están mucho más en contra de que Obama sea suave con China que en el pasado".
En las semanas previas a la visita de Xi, la administración debatió si imponer sanciones a los individuos y empresas chinos por ciber robos. Obama se quejó ante Xi por el tema en la reunión que sostuvieron en 2013 en California, pero funcionarios del gobierno dicen que los esfuerzos chinos por obtener secretos de las empresas de EEUU no han disminuido.