Desarrollada por una compañía nueva en Nueva York, una tapa ajustable para radiador hará que los residentes de casas calentadas por viejos sistemas de vapor no tengan que desperdiciar energía en el invierno al abrir las ventanas para refrescarse.
Radiator Labs es una de tantas compañías que ven oportunidades comerciales en tecnologías verdes. Pero mientras tanto las empresas nuevas como las multinacionales capitalizan estas oportunidades, las autoridades han sido más lentas para actuar.
“Hace diez años yo hubiera dicho que los líderes de políticas estaban al frente y las compañías les seguían en cuanto al reconocimiento de la sustentabilidad,” expresó Mindy Lubber, presidente de Ceres, una coalición establecida en EEUU de inversionistas y grupos ambientales. “Eso ha cambiado sustancialmente”.
En Europa y EEUU, los gobiernos han estado sufriendo para recuperarse de la crisis económica global. A pesar de la evidencia que indica que limitar los incrementos globales de temperatura sería más barato que adaptarse a ellos, las autoridades se han enfocado en revivir al crecimiento letárgico más que en implementar las medidas que promuevan una economía basada en una de baja en carbono y en la conservación de recursos.
En los mercados emergentes, también, el crecimiento sobrepasa lo verde. En China, donde los líderes superiores han reconocido la importancia de combatir el cambio climático y alejando la mezcla energética del país del carbón, las políticas nacionales se pueden enfrentar con grandes obstáculos a nivel local.
“El marco de referencia y el reconocimiento están ahí”, explicó Peter Lacy, director gerente de estrategia y servicios de sustentabilidad de Accenture en Asia-Pacífico. “Pero una vez que llegas a los niveles de provincia, ciudad y condado, hay verdaderos retos y arreglos entre la agenda ambiental y el desarrollo económico”.
Aún para las compañías que han adoptado metas ambientales ambiciosas, es difícil equilibrar el empuje para expandir las actividades comerciales con el deseo de reducir el impacto.
Unilever, que tiene la meta de duplicar su negocio y reducir a la mitad su impacto ambiental, recientemente reportó que la huella de gases de efecto invernadero total de sus productos (incluyendo el uso por consumidores) había crecido 5% desde 2010 como resultado de su adquisición de Alberto Culver, la compañía de productos de belleza.
Aunque en 2013 las emisiones de Unilever de CO2 debidas a la energía en la manufactura fueron 32% más bajas que sus niveles en 2008 por tonelada de producción, el adquirir un negocio nuevo significa que la compañía ha adquirido todas las emisiones de carbón asociadas con ese negocio, aumentando sus niveles en general.
Sin embargo, hay evidencia de que la sustentabilidad ambiental no necesariamente tiene que involucrar compensaciones económicas. En California, por ejemplo, la industria solar ha tenido un crecimiento de alrededor de 8% desde 2012, representando la suma de cerca de 3.500 empleos, una tasa casi cinco veces más rápida que la tasa de crecimiento a través del Estado según investigaciones de Solar Foundation.
Aunque los grupos industriales se han resistido a reglamentos ambientales más estrictos, los reportes de Citi Research Investment y Ceres encontraron que estándares más estrictos para la eficiencia de emisiones deberían, de hecho, incrementar las ventas de los fabricantes de automóviles en EEUU al aumentar la demanda por vehículos híbridos y eléctricos.
Mientras tanto, los inversionistas están cosechando retornos de la sustentabilidad ambiental. Las compañías que participan en Carbon Action, parte del Carbon Disclosure Project, una iniciativa de participación de inversionistas, encontraron que las inversiones en eficiencia energética y reducción de emisiones de carbono estaban generando una tasa de retorno anual de 33%, resultando en la recuperación de la inversión en tres años.
Tanto como el crecimiento en la venta de tecnologías y sistemas que combaten el cambio climático, la demanda también es probable que crezca para aquellos que ayudan al mundo a adaptarse a sus efectos. Este es el punto de vista de Richard Tol, un profesor de la Universidad de Sussex y de la Universidad de Vrije en Amsterdam que ha trabajado en el Panel de Cambio Climático de la ONU desde 1994.
“Si eres un ingeniero civil y proteges las costas, entonces el cambio climático es una oportunidad de oro”, comentó. Esta es una de las razones que ha impulsado a Holanda a enfatizar el cambio climático, pues es una oportunidad de exportación.
Para que los gobiernos capitalicen estas oportunidades económicas, tal vez necesitan romper las paredes entre sus departamentos.
Las secretarías del Medio Ambiente, Energía y Agricultura –las cuales juegan un papel crítico en promover tecnologías limpias y crecimiento sustentable – no siempre pueden coordinar fácilmente sus actividades.
Una manera de afrontar el problema es combinar diferentes departamentos, tal como lo ha hecho Connecticut, un estado de EEUU. En julio 2011, juntó los departamentos de protección ambiental y servicios públicos para crear el Departamento de Energía y Protección Ambiental.
Rachel Kyte, quien supervisa el trabajo del World Bank Group de la adaptación al cambio climático, mitigación y financiamiento climático, dijo que las políticas que promueven la economía verde también requieren de la participación de los departamentos de finanzas.
Los ejemplos de innovación verde proliferan, pero muchos creen que deben introducirse más palancas políticas para persuadir a un sector más grande de la industria a adoptar las tecnologías limpias y los modelos comerciales que minimizan el uso de recursos y reducen las emisiones de gas.