Las escenas desgarradoras tomadas en las playas del Mediterráneo y estaciones ferroviarias en Europa central. La preocupación de la gente por los refugiados que huyen de los conflictos y la pobreza en Siria podría generar solidaridad en las actitudes hacia la migración en general.
Pero la respuesta más probable y que debería inquietar a las empresas es que el miedo de la gente por el desenfrenado ingreso de refugiados reste gran apoyo a las estrategias generosas a favor del movimiento de personas en todo el mundo.
Las empresas que operan en países ricos como Gran Bretaña y Alemania son en parte responsables de los patrones de migración. Desde los recolectores de frutos hasta los ingenieros en software, muchas compañías prosperaran gracias al trabajo de los inmigrantes. Las compañías ganan más en líneas generales en las economías que son flexibles y abiertas al talento.
Si bien los directivos de empresas tienden a respaldar más las fronteras abiertas, en el mejor de los casos demuestran poco su apoyo en público, o directamente no lo hacen. "Es notable y desconcertante el silencio que han mantenido los grupos empresarios", aseguró el profesor Ian Goldin de la Universidad de Boston un experto en migración. "Casi no han dicho nada sobre la actual crisis".
En Europa, la política migratoria a menudo es incendiaria. Las empresas temen intervenir y esperan a que los políticos en pánico presenten un argumento a favor de ellos. La idea de que decenas de miles de sirios de clase media puedan conseguir un buen empleo si no pueden volver a sus hogares, apenas se sometió a discusión.
Esto forma parte de un problema más general que va más allá de las fronteras de Europa. En los países en desarrollo como India, cientos de millones migrarán internamente en las próximas décadas. En términos generales, las empresas reciben bien este movimiento desde las aldeas agrícolas menos productivas hacia las ciudades más productivas. Pero ellos también hacen poco por respaldar el tipo de inversiones en infraestructura o servicios sociales que podría reducir las crecientes tensiones en las ya atestadas áreas urbanas.
La mayoría de la evidencia muestra que las fronteras abiertas constituyen una ventaja económica. Los migrantes definitivamente son beneficiosos. Pero los países receptores también ganan gracias a la mano de obra mejor capacitada y por el hecho de que sus gobiernos reciben más en impuestos que cobran a los inmigrantes nuevos que lo que pagan en beneficios.
Sin embargo, el proceso crea perdedores y ganadores,. Los obreros en países ricos se perjudican porque bajan los salarios. Es difícil para las ciudades que reciben fuertes flujos de gente sobrellevar la situación. Los inmigrantes amenazan la identidad cultural, y podrían erosionar el apoyo al bienestar social. Si bien los beneficios de la migración son a menudo difusos, sus costos están concentrados.
Por lo tanto, un enfoque razonable sería apoyar niveles bastante elevados de migración, y al mismo tiempo también hacer inversiones que ayuden a bajar esos costos más centros de recepción de refugiados, clases de idioma para ayudar a los inmigrantes a adaptarse y encontrar trabajo, o más viviendas en zonas que los atraen. En cambio, países como Gran Bretaña responden tomando represalias, lo que daña su reputación en el exterior. Hay pocas cosas que enfurezcan más a empresarios de países como India y China que las tantas trabas que deben superar ellos y sus trabajadores para conseguir la visa para viajar a Europa.
Y la cosa puede empeorar. La actual crisis siria va a ceder, pero la mayoría de las estimaciones indica que en las próximas décadas crecerán abruptamente las presiones para que haya mayor migración. A medida que las naciones en desarrollo se vuelven más ricas, mucha más gente tendrá recursos para mudarse de país. Las nuevas tecnologías también facilitan esa tendencia. El profesor Goldin predice que el número total de migrantes globales se duplicará a cerca de 500 millones para mediados de siglo.
Todo esto podría ser una bendición económica, especialmente para los países más ricos con poblaciones envejecidas y fuerzas laborales que se achican. Pero si nadie está dispuesto a explicar los beneficios de la migración, o pensar ideas creativas para lidiar con sus costos, es probable que los crecientes temores a la inundación de inmigrantes sólo llevarán a fronteras más cerradas, y mayores tensiones en torno a ellas. Si sucede eso, las empresas se arrepentirán de haberse mantenido en silencio.