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Farmacéuticas buscan ganancias dando nuevos usos a remedios antiguos
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 24 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
Por Andrew Jack
Encontrar nuevos usos para medicamentos antiguos es una estrategia tentadora para las compañías farmacéuticas, pero entre más tiempo haya existido una medicina, mayor es el desafío para recuperar sus costos. Uno de los ejemplos más famosos de reposicionamiento de un medicamento es el Viagra, que estaba en desarrollo para tratar la hipertensión en los 90 cuando los investigadores identificaron un sorprendente efecto secundario que ayudó a definir una nueva enfermedad: disfunción eréctil. Si bien el tratamiento inicial fracasó y la mayoría de las ventas han venido de este uso no anticipado, Pfizer continúa extendiendo su mercado. Ahora comercializa Viagra, conocida genéricamente como sildenafil, bajo forma, color, dosis, precio y hasta marca diferente Revatio para tratar la hipertensión pulmonar arterial. Muchas compañías buscan esos usos ampliados. Roche consiguió la aprobación para usar Avastin en una gama de cánceres aún más amplia. Novartis busca desarrollar medicamentos para indicaciones bien definidas para después extenderlas a otras terapias.
Medicamentos recientes tales como Avastin o Viagra vienen con derechos sólidos de propiedad intelectual, permitiendo a sus promotores financiar nuevos procesos y recuperar la inversión antes que las patentes expiren y se lancen versiones genéricas de bajo costo.
Donde grandes compañías farmacéuticas han archivado tratamientos experimentales debido a incertidumbres científicas o la existencia de un mercado potencial pequeño, las empresas especializadas han forjado alianzas para investigar usos alternativos, como Biovista, que develó una alianza este año con Pfizer. Algunos desarrolladores están buscando nuevos usos para medicamentos que han sido usados por largo tiempo. Debido a que han sido ampliamente estudiados y probados en pacientes, normalmente el riesgo de fracaso ligado a preocupaciones en seguridad es menor. Incluso si el componente del medicamento no es nuevo, las compañías pueden solicitar el uso de patente y exclusividad en el mercado a los reguladores, utilizando normas diseñadas para estimular la innovación al garantizar un monopolio de altos precios mientras recuperan sus costos.
Pero Gareth Morgan, socio de la firma legal DLA Piper, dice: Es un monopolio muy extraño. Él argumenta que es difícil para una compañía innovadora demandar a una compañía de genéricos por ofrecer versiones de bajo costo de una antigua versión de sus medicamentos, a no ser que el rival lo comercialice explícitamente para el nuevo uso. Una compañía que encontró el camino para resolver el problema es Celgene, que vende una versión de la talidomina, el tratamiento para náuseas matutinas retirado hace medio siglo luego que se descubriera que causaba defectos de nacimiento. Celgene obtuvo aprobación para vender el medicamento para tratar ENL, un efecto secundario de la lepra, y más recientemente -y más lucrativo- para la leucemia. La escasa prevalencia de la lepra en países desarrollados implica que la compañía enfrenta pocos productores rivales, y ganó exclusividad por parte de los reguladores europeos y estadounidenses a cambio operar un sistema de distribución muy controlado para asegurar que el medicamento no sea usado por mujeres embarazadas.
Para los medicamentos largamente establecidos y ampliamente disponibles para tratamientos existentes, es más difícil reposicionarse. Los médicos y sistemas de salud bajo presión financiera pueden ignorar su obligación de prescribir la nueva versión más cara del desarrollador, en vez de prescribir versiones previas, más baratas. Claudio Cavazza, el presidente de Sigma Tau, una compañía farmacéutica italiana, dice estar financiando algunas investigaciones de reposicionamiento de su propio bolsillo. Está convencido que hay importantes beneficios médicos en muchos medicamentos existentes, pero no logra ver cómo su compañía recuperará los costos de los ensayos clínicos. Merck recuperó con éxito una versión diluida de finasteride, utilizada para tratar la dilatación de próstata, para la calvicie masculina. Y BioMarin recientemente lanzó una versión de alto precio de fosfato de amifampridina para la extraña enfermedad autoinmune sindrome miasténico de Lambert Eaton, tras obtener aprobación regulatoria y protección como medicamento huérfano. Pero BioMarin fue criticada en el British Medical Journal el mes pasado porque el medicamento antes era producido en farmacias locales, a un precio menor y disponible para todos. Un estudio reciente de médicos británicos mostró que la aspirina podría ayudar a prevenir el cáncer, ofreciendo un reposicionamiento a un costo mínimo. Pero sin un mayor apoyo gubernamental o cambios a las regulaciones existentes, el desarrollo comercial de nuevos usos para antiguas drogas podrían venir con un alto costo.