Los líderes empresariales españoles están expresando una preocupación creciente sobre la amenaza de un punto muerto político prolongado en el país, en medio de advertencias de que España enfrenta meses de incertidumbre y un gobierno a la deriva.
Los mercados se han mantenido en calma, con la bolsa de Madrid y los bonos soberanos españoles cayendo marginalmente desde la elección del 20 de diciembre. Pero el ánimo de los banqueros y ejecutivos es todo menos optimista.
“Los mercados parecen estar apostando que algún tipo de solución sensible surgirá finalmente. Francamente, veo un poco más de riesgo de lo que los mercados están esperando”, dijo Antonio Rodríguez-Pina, presidente de Deutsche Bank en España.
“Hay riesgo de elecciones anticipadas. Hay riesgo de una alianza de izquierda que incluya a partidos radicales. Y hay riesgo de que, incluso si el Partido Popular logra la reelección de Mariano Rajoy (como jefe de gobierno), muchas de sus políticas sean hipotecadas por los socialistas”. Es probable que las empresas suspendan nuevas inversiones hasta que la situación política se aclare, afirmó.
La elección general de España produjo el parlamento más fragmentado en la historia reciente del país, dejando a los líderes de partido sin un camino fácil para trabajar una mayoría de gobierno. Rajoy, el líder del PP de centro derecha, una vez más comandará el bloque más grande de votos.
Pero está 53 escaños cortos de una mayoría en el parlamento de 350 asientos y no tiene un aliado político obvio para conseguir esas cifras.
Los socialistas, de oposición, han descartado cualquier acuerdo con el PP, pero tienen las mismas pocas posibilidades cuando se trata de obtener una mayoría bajo su propio liderazgo.
Una opción posible sería una alianza entre los socialistas y Podemos, un movimiento de extrema izquierda y anti austeridad, un escenario que los líderes empresariales dicen que quieren particularmente evitar.
“Hay una gran preocupación entre el Ibex 35 (el índice bursátil de las compañías españolas líderes)”, dijo Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket, una consultora de Madrid. “No importa lo que pase, estamos viendo cuatro meses de incertidumbre e inestabilidad. Eso golpeará a la inversión y el consumo. Habrá una cuenta económica que pagar”.
Los lobbies empresariales oficiales de España no son tan negativos, pero han llamado a todos los partidos tradicionales a dejar de lado sus diferencias en pos de la estabilidad.
“Por supuesto que hay preocupación en el mundo empresarial, pero creemos que la situación es manejable”, aseguró Juan Rosell, presidente de la asociación de empleadores CEOE de España.
Es probable que el PP y los socialistas sigan siendo los partidos dominantes en España, acotó, agregando que “sin importar lo que pase no habrá grandes cambios en la política económica”.
La mayoría de los economistas concuerda que no hay una amenaza inmediata a la muy aclamada recuperación económica de España, con el crecimiento del PIB estimado en más de 3% este año y en cerca de 2,8% en 2016.
La tasa de desempleo, que sigue siendo una de las más altas en el mundo occidental, ha caído firmemente en los últimos dos años. La confianza de los consumidores ha rebotado a los niveles pre crisis y la demanda doméstica está creciendo a una tasa de 3,6% este año, según el Banco de España.
“La recuperación es robusta. Aún hay ímpetu proveniente del consumo, y el Banco Central Europeo, petróleo barato y el euro son sólidos vientos de cola”, aseguró Antonio Garcia Pascual, economista jefe para Europa de Barclays. “Pero la elección sí crea riesgo a la baja, especialmente a la inversión”.