La semana pasada un petrolero dejó la costa de Louisiana portando la primera carga de gas natural licuado para ser exportado al extranjero, abriendo una nueva era de abastecimiento energético para los consumidores en todo el mundo.
Fue un evento histórico hecho posible por el auge del gas shale estadounidense que fue catalizado en gran parte por Aubrey McClendon, que murió en un accidente automovilístico el miércoles a los 56 años.
No era la primera persona que combinaba la técnica de perforación horizontal y la fractura hidráulica para extraer gas contenido en las rocas del suelo. Era un graduado en Historia, no un geólogo o un ingeniero. No fue el único que señaló el potencial de estas técnicas a principios de los 2000. Fue, sin embargo, el emprendedor que captó mejor lo grande que podría ser la industria del gas shale, y quien tuvo la determinación de construir una compañía para aprovechar esa oportunidad.
Chesapeake Energy se fundó en 1989 con sólo US$ 50.000 y en 2014 se convirtió en el perforador más activo en los nuevos pozos de EEUU. Sigue siendo el segundo mayor productor de gas natural del país, por detrás de ExxonMobil.
La carrera de McClendon fue manchada por los escándalos. Murió en un accidente de tráfico en la ciudad de Oklahoma el día después de que el Departamento de Justicia interpusiera cargos por manipulación ilícita que, si se probaban, podrían haberle enviado a prisión durante décadas. Era conocido por muchos ciudadanos estadounidenses más por su vida de altos vuelos, en particular por su controvertida participación en el equipo de basketball Oklahoma City Thunder, que por sus negocios.
Pero la revolución shale que ayudó a liderar vivirá mucho tiempo tras él.
Alto y dinámico, con su pelo plateado cayendo sobre sus hombros, fue un hombre carismático y articulado defensor de sus negocios. Carl Icahn, el veterano activista inversionista que luchó con McClendon por el control de Chesapeake en 2012-2013, le describió el miércoles como “uno de los hombres más brillantes a los que me he enfrentado”.
Era apasionado sobre el potencial del gas para reemplazar al carbón como generador de energía y al petróleo para el transporte, afirmando en la televisión local en 2012 que: “No puedes estar realmente en contra del hidrofracking y decir que eres un ambientalista, porque las opciones inmediatas son los carburantes que son mucho menos limpios que el gas natural”. Por momentos, parecía que trataba de transformar la industria energética de EEUU a fuerza de personalidad.
McClendon fue retirado como presidente de la energética en 2012. En 2013, después de un enfrentamiento con el directorio por lo que describió como “diferencias filosóficas”, renunció como director ejecutivo. En ese momento, surgían nuevas historias que le vinculaban con posibles conflictos de interés.