La economía de Rusia se contrajo 4,6% anual en el segundo trimestre, la mayor caída en seis años y la primera recesión del país desde la crisis financiera.
La Oficina Federal de Estadísticas no dio más detalles con su primera estimación. Los analistas ven probable que la medición sea revisada a la baja porque las estadísticas sectoriales, que incluyen las ventas minoristas, la producción industrial y los ingresos de los hogares, señalan una caída aún más pronunciada en términos reales.
La contracción de 4,6% fue ligeramente peor que el consenso de las estimaciones. Los economistas advirtieron que la renovada caída del precio del petróleo, que ha presionado al rublo ruso, haría una rápida recuperación aún más improbable.
El dato llega tras la relativamente leve contracción del primer trimestre de 2,2%. Hasta junio, el gobierno aseguraba que lo peor de la crisis ya había pasado pues el rublo se había estabilizado tras la depreciación del año pasado. Pero la primera caída en los ingresos reales en quince años de mandato del presidente Vladimir Putin, que se produjo en diciembre de 2014, ha demostrado ser un obstáculo difícil de superar.
Las cifras de julio señalan que la caída del gasto del consumidor se profundizó en el segundo trimestre con las ventas del retail cayendo 9,4% en junio. El crecimiento del sector industrial, plano durante los primeros tres meses, también cayó casi 5% en el segundo trimestre.
La larga escasez de inversión desaceleró el crecimiento el año pasado y el golpe de la caída del crudo se agravó con las sanciones de Occidente por la crisis de Ucrania. "Esta es, por lejos, la crisis más severa que ha experimentado Rusia, incluso si se compara con 1998 y 2008, y aún no hemos visto lo peor", afirma Irene Shvakman, directora de McKinsey en Moscú. "El sector bancario podría resultar ser el eslabón débil".