La debilidad en las monedas emergentes está dañando al comercio global al reducir las importaciones sin entregar ningún beneficio a los volúmenes de exportación, según una investigación de FT en base a más de 100 países.
La evidencia sugiere que cualquier guerra cambiaria entre las naciones en desarrollo probablemente sería más dañina de lo que se pensaba previamente, provocando una reducción en el comercio global y posiblemente en el crecimiento económico, en lugar de sólo redistribuir un nivel fijo de comercio entre "ganadores" y "perdedores".
"Arriesgamos caer en una política de empobrecer al vecino, una espiral competitiva de devaluaciones cambiarias, con todos los excesos y volatilidad cambiarios que conllevan", dijo Mohamed El-Erian, asesor económico jefe de Allianz y presidente del consejo de desarrollo global del presidente estadounidense Barack Obama.
Desde junio de 2014, las monedas de Rusia, Colombia, Brasil, Turquía, México y Chile han caído entre 20% y 50% frente al dólar, con el ringgit malasio y la rupia indonesia en sus niveles más débiles desde la crisis asiática de 1998.
China, que mantuvo el yuan firme frente al dólar hasta agosto, ha permitido que se deprecie 4,5%, desencadenando una ola mayor de debilidad cambiaria en los mercados emergentes.
El FT comparó los cambios en el valor de 107 monedas de países emergentes con sus volúmenes de comercio en el año siguiente.
El análisis encontró que tener una moneda más depreciada no provoca un alza en los volúmenes de exportación. Sin embargo, sí genera una caída en los volúmenes de importación de cerca de 0,5% por cada 1% de depreciación cambiaria frente al dólar. Una caída en el valor de la moneda de un país aumenta el precio de las importaciones, lo que conduce a una menor demanda por bienes importados.
Los volúmenes de importación de Brasil en los últimos tres meses, por ejemplo, están descendiendo a un ritmo de 13% año sobre año, según estimaciones de Capital Economics, después de un colapso de 37% en el real en los últimos doce meses.
Rusia, Sudáfrica y Venezuela han visto caer sus importaciones a la luz del derrumbe de sus divisas.
Esto sugiere que los países emergentes pueden mejorar sus balances de cuenta corriente al permitir que sus monedas se debiliten, pero sólo como resultado de importar menos, no exportar más, lo que genera un círculo vicioso de caída en el comercio global y un ejército de perdedores, pero a ningún ganador.
Neil Shearing, economista jefe para mercados emergentes de Capital Economics, dijo que esta tendencia era evidente después de la crisis asiática de 1997-1998 y la crisis argentina de 2001-2002, cuando "buena parte del ajuste" provino de menores importaciones.
Sin embargo, esta vez las depreciaciones cambiarias han sido más extendidas y los mercados emergentes ahora representan un mayor proporción del Producto Interno Bruto global, magnificando el impacto del descenso en sus volúmenes de importación.
Los hallazgos pueden ayudar a explicar la actual debilidad en el comercio global, con los volúmenes cayendo 1,5% en el primer trimestre y 0,5% en el segundo, según cifras entregadas la semana pasada por la Oficina de Análisis de Política Económica de Holanda, quienes actualizan el Monitor de Comercio Mundial.