Por V. Houlder y M. Arnold/ G. Chon
Londres / Washington
Estados Unidos, Francia, Bélgica y Argentina están haciéndolo. ¿Entonces por qué las autoridades británicas parecen reacias a investigar formalmente al banco privado en Suiza de HSBC por las acusaciones de ayudar proactivamente a miles de clientes a evadir impuestos?
Ésta se ha vuelto una pregunta difícil de responder para el gobierno del primer ministro David Cameron.
Una de las claves para entender por qué el Reino Unido se está tomando con calma lo de HSBC se remonta a un acuerdo de miles de millones de libras sobre evasión fiscal que Suiza firmó con Reino Unido en 2011. En él, el Estado suizo trató de insistir en que sus bancos serían inmunes a la persecución.
Pero los suizos se conformaron con el compromiso de que sería "muy poco probable" que sus bancos se vieran sometidos a una investigación penal por evasión de impuestos, aunque el acuerdo no se aplica al lavado de dinero.
Mario Tuor, un portavoz de la secretaría de Estado de Suiza para Asuntos Financieros Internacionales dijo: "Era la posición oficial de Suiza. Para nosotros era importante. Nos habría gustado haber tenido una estricta garantía de que no iba a haber ninguna acusación. Pero los británicos dijeron que no era posible".
Otra complicación es que cuando los datos filtrados -originalmente tomados por Hervé Falciani en 2007- fueron compartidos entre los gobiernos de Francia y Reino Unido en 2010, París lo hizo bajo condiciones estrictas que impedían a HMRC compartirlos con otras agencias policiales.
Sin embargo, David Gauke, ministro del Tesoro de Reino Unido responsable de asuntos fiscales, dijo que este obstáculo estaba siendo retirado, diciendo a los miembros del Parlamento: "Las autoridades francesas han confirmado hoy que van a proporcionar toda la asistencia necesaria para permitir a la HMRC explotar los datos al máximo".