Por David Gelles
Cuando Arianna Huffington lanzó The Huffington Post en 2005, los críticos comentaban que era una empresa destinada a fracasar. “La Madonna del mundo de los medios políticos se ha reinventado ya demasiado”, dijo el ácido bloguero de Hollywood Nikki Finke.
Huffington ciertamente ha jugado muchos papeles, desde socialité internacional a escritora de best-sellers, además de candidata a la gobernación de California y una figura respetada tanto en la derecha como en la izquierda. Su última aventura, vista al principio como un blog para ella y sus amigos famosos, parecía insustancial en el mejor de los casos y autocomplaciente en el peor. Incluso sus aliados estaban escépticos. “La idea era interesante, aunque era probable que no prosperara”, comentó su jefe de comunicaciones en la campaña de 2003 y actual columnista de The Huffington Post (HuffPo), Bill Hillsman.
Sin embargo, en menos de seis años Huffington parece estar muy cómoda en el centro de atención. Con la venta de HuffPo a America Online (AOL) por US$ 315 millones la semana pasada, demostró su capacidad de negociación y de crear tendencias además de tomar el control editorial de una serie de sitios en línea, desde el influyente blog TechCrunch hasta la página de inicio de AOL.
Es uno de los acuerdos simbólicos de lo que muchos están llamando otra burbuja de puntocom y también la suma más alta pagada por un blog. Pero Arianna Huffington ahora deberá desempeñar su más grande reinvención, ayudando a darle un giro a la hundida AOL.
La pelirroja de mejillas redondas será ahora el rostro de este imperio en expansión, y HuffPo, que ahora tiene 25 millones de lectores y 440 vistas a sus páginas en un mes, será su centro espiritual.
El sitio es una mezcla a veces disparatada de ideas e influencias, similar a su fundadora. Nacida en la comunidad griega como Arianna Stassinopoulos, estudió economía en Cambridge y por un tiempo fue conocida por ser la compañera del inteligente periodista británico Bernard Levin. En HuffPo, las noticias investigativas, la crítica cultura y los chismes de celebridades, todos coexisten.
Si no es siempre coherente, esa es tal vez una reflejo acertado de Huffington, quien ha escrito libros sobre temas desde Picasso hasta política. En EE.UU. se casó con un petrolero republicano, Michael Huffington, tuvo dos hijas con él antes de que se divorciaran y después pasó a ser una demócrata declarada. “Parte de la razón de que sea tan exitosa es que está dispuesta a cambiar de idea”, dice un asociado de largo tiempo. “Le gustan las opiniones divergentes”. Una vez crítica de Bill Clinton, pasó a respaldar al demócrata John Kerry para presidente.
Huffington ha asegurado que se dio cuenta de la influencia del sitio cuando una de las historias publicadas por HuffPo fue mencionada en New York Times. Que la columnista busque la aprobación de este periódico tiene algo de ironía, ya que se ha acusado al sitio de utilizar a los medios tradicionales y a la vez precipitar su caída. De hecho, gran parte del tráfico en el sitio viene dado por la agregación (resumir los artículos originales de otros sitios).
El hecho de que HuffPo sea una publicación de referencias no es una sorpresa, considerando a su fundadora. “Ella es, en su vida social, una agregadora”, dice un amigo. Ciertamente, en una conversación de 25 minutos con el FT, nombró desde la autora Nora Ephron hasta al presidente chileno Sebastián Piñera.
Sus cualidades, incluyendo su carisma e intensidad al enfrentar las cosas, han hecho que sus negocios tengan éxito. Pero su trabajo como gerente ha sido cuestionado. Se le describe como impetuosa y sin gran control de sus impulsos. Esta impulsividad se manifestó, por ejemplo, el año pasado cuando anunció en The Daily Show with John Stewart que HuffPo facilitaría buses para que quien quisiera viajase desde Nueva York a Washington al discurso de Stewart. “La idea se me ocurrió al aire”, dijo Huffington. Pero no anticipó que 10.000 personas aceptarían su oferta, y que tendría que conseguir 300 buses con un costo total de US$ 250.000. “De eso se trata HuffPo”, comentó un ex empleado del sitio. “Hacer el trabajo normal además de todas las locas ideas con las que Arianna puede salir”.
Personalidad extraordinaria
Su carácter impulsivo ya causaba problemas en el sitio antes de la venta, y podrían exacerbarse ahora que está al mando de AOL, una compañía extrañamente burocrática para ser digital. Pero es difícil rechazar un trato que ofrecía diez veces los ingresos de HuffPo.
Algo que Huffington ha capitalizado muy bien, a pesar de que su nuevo papel en AOL es algo inesperado para ella. “Me convertí en columnista por accidente”, ha comentado, sugiriendo que toda su carrera ha sido nada más que una feliz aventura. Esa es una línea clásica de Arianna, sugiriendo que su carrera ha sido una feliz aventura. Demostrar que HuffPo y su personalidad extraordinaria valen una pequeña fortuna, sin embargo, necesitará mucho más: un éxito deliberado y medible.