Los estados de la Unión Europea han hecho grandes progresos en la liberalización del transporte en las últimas décadas, especialmente en áreas como la industria aérea. Pero un sector que se ha mantenido obstinadamente resistente al cambio en muchas de las ciudades del continente ha sido el lobby de las licencias para taxis.
En toda Europa, los gobiernos y ayuntamientos han intentado en numerosas ocasiones en los últimos años romper los sindicatos de licencias para taxis. La queja constante de los políticos y del público es que los conductores de taxis en muchas ciudades están organizados en carteles que utilizan estrechos monopolios para imponer altas tarifas a los usuarios.
Para mantener a los conductores ocupados y bien remunerados, estos carteles controlan estrictamente el número de taxis que obtienen una licencia, imponiendo largos tiempos de espera a los clientes. El ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, dijo en 2008 que "París es la única ciudad en el mundo donde es difícil encontrar un taxi". Muchos líderes europeos -entre ellos su sucesorpueden decir lo mismo hoy.
Los gobiernos de Francia, Italia y Grecia, entre otros, han tratado de socavar estos carteles mediante la ampliación del número de licencias que se ofrecen o dándole mayores oportunidades a los conductores privados para ejercer su oficio, como es el caso de Londres. Sin embargo, los conductores con licencia se han resistido con éxito, bloqueando carreteras y convocando huelgas.
La amenaza digital
Ahora, sin embargo, los carteles se enfrentan a una amenaza mucho más grande en la forma de servicios de taxi mediante aplicaciones de celulares. Aplicaciones cada vez más popular a cargo de empresas como Uber, un emprendimiento basado en San Francisco, enlazan a choferes privados con clientes de telefonía móvil en cuestión de minutos. Uber ha sido especialmente prominente, recaudando US$ 258 millones el año pasado de un grupo de inversionistas liderado por Google Ventures. Estas aplicaciones para taxis no sólo están inquietando a los conductores con licencia en Europa, sino también en EEUU.
Bajo la presión de los sindicatos de taxis con licencia, los reguladores han aplicado algunas perversas respuestas para este nuevo fenómeno". La semana pasada, un tribunal de Bruselas emitió una orden que prohibía Uber, indicando que los conductores de Uber serán multados con 10.000 euros (US$ 13.800) si son sorprendidos transportando pasajeros privados.
Tratar de combatir a estas aplicaciones de esta manera es completamente absurdo. Las tecnologías basadas en Internet están revolucionando a las industrias y cambiando los patrones de empleo en todo el mundo. ¿Por qué los taxistas deberían estar exentos? Neelie Kroes, la comisaria digital de la UE, calificó la decisión del tribunal de Bruselas como "loca" y "escandalosa". Ella tenía razón en hacerlo.
Taxistas tienen puntos a su favor
Los puntos de vista de los grupos de presión de los taxi no pueden ser completamente desestimados. Taxistas con licencia en muchas ciudades han pagado grandes sumas de dinero para adquirir los permisos, a menudo a través de subastas. En París, los conductores pagan más de 200.000 euros para adquirir uno del limitado número de licencias de taxis estatales. En Florencia, el costo de los permisos fue colocado recientemente en 300.000 euros. Las licencias de los taxis amarillos de Nueva York se han vendido en subastas por cerca de US$ 1 millón.
Muchos conductores ven estas licencias como un activo que garantiza su pensión. Habiendo hecho esa inversión, van a luchar con fuerza contra cualquier intento de devaluarlos.
Al mismo tiempo, los reguladores de las ciudades van a tener cuidado con permitir un "taxi libre para todos". Un mercado de los taxis completamente libre de licencias tiene muy bajos costos de entrada. Si muchos conductores entran en este mercado, resultará en congestión urbana. Los argumentos sobre la seguridad de un mercado no regulado también tienen cierta validez.