La elección del opositor Yukio Hatoyama
como primer ministro nipón, con un programa de reforma fiscal y
ayudas directas al ciudadano, es vista con inquietud por el poderoso
sector empresarial nipón, ligado durante décadas al saliente Partido Liberal Demócrata (PLD).
La economía mundial, pero especialmente la japonesa, está atenta
a los pasos que va tomar el Partido Democrático (PD) de Hatoyama
para poner en práctica un programa electoral que deberá lidiar con
una deuda pública en aumento y el desempleo más elevado de la
posguerra, el 5,7%.
La mayor patronal de empresarios japonesa, Keidanren, recibió hoy
con cautela la victoria del PD en las elecciones de ayer y pidió
cooperación al nuevo grupo mayoritario en la Cámara Baja para
"lograr resultados concretos en sus propuestas de reforma fiscal y
seguridad social".
Ambicioso programa
El PD propone un ambicioso plan de ayudas directas a familias y
pensionistas, así como una reforma sanitaria que se mira en el
modelo europeo, a lo que se suman recortes de impuestos sobre los
combustibles y congelación del impuesto al consumo, actualmente en el
5%.
Para todo esto, el nuevo Ejecutivo necesitará 16,8 billones de
yenes (US$ 181.141 millones) hasta marzo de 2013, una cifra que
para el PD se puede alcanzar con un ahorro del gasto que se
desperdicia en la rígida estructura burocrática del Estado.
Además, Hatoyama propone una reforma de la seguridad social a
través de ambiciosas ayudas a las familias (US$3.257 anuales por
hijo), a los agricultores y a los desempleados.
Según sus planes, esto debería reorientar a la segunda economía
del mundo para que dependa menos de la demanda extranjera y se
fundamente en el consumo interno.